Gracia, Favor Y MisericordiaMuestra

Lo Que Merecíamos
Todos somos pecadores. Cuando el pecado entró en el mundo por medio de Adán, todos fuimos hechos pecadores junto con él. Nuestra naturaleza fue contaminada por el pecado y quedamos separados de nuestro Creador.
Desde ese momento, el pecado nos hizo merecedores de la muerte eterna. Como declara la Escritura: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23 RVR1960).
Nadie puede declararse justo por sí mismo, porque únicamente la sangre de Cristo nos justifica y nos hace aceptables delante del Padre. Por el contrario, nuestra naturaleza pecaminosa nos inclina constantemente al pecado, a hacer aquello que Dios aborrece, a rebelarnos contra su voluntad perfecta para nuestras vidas.
Hoy más que nunca, el mundo se ha entregado a la maldad y al pecado. Muchas personas han perdido la sensibilidad ante el dolor ajeno y la necesidad del prójimo. Vivimos rodeados de individuos ensimismados, ocupados en satisfacer únicamente sus propios deseos, sin importarles el daño que puedan causar a los demás.
Pero esta realidad dista mucho del diseño original de Dios para su creación. Su propósito es que vivamos en armonía, amándonos los unos a los otros, reflejando su carácter en nuestras relaciones.
Lo que vemos hoy no es consecuencia de la falta de amor o misericordia de Dios, sino del rechazo humano a su verdad. La humanidad ha decidido seguir sus propias reglas, caminos que no conducen a la vida, sino a la destrucción de todo lo que Dios creó con belleza y propósito.
Aun así, aunque éramos merecedores del dolor, del sufrimiento, de la separación eterna del Padre y de la muerte espiritual, Dios, en su infinita misericordia, nos tendió un camino de regreso. A través de su Hijo Jesucristo, abrió la puerta para que podamos volver a Él, restaurados, perdonados y reconciliados.
Reflexiona:
- ¿De qué maneras sutiles me he dejado influenciar por la cultura egoísta y ensimismada que describe el texto, alejándome del diseño original de Dios para mi vida?
- Si realmente entiendo que solo la sangre de Cristo me justifica, ¿cómo debería esto transformar mi actitud hacia el pecado diario y hacia los demás?
- ¿Estoy aprovechando conscientemente el camino de regreso que Dios me ofrece, o sigo intentando justificarme con mis propios esfuerzos o reglas humanas?
Acerca de este Plan

Todos los días Dios hace multitud de milagros a nuestro alrededor, no necesariamente tenemos que verlos, pero es necesario que sepas que, aun en esos momentos en los que no puedes percibirlo, la gracia, el favor y la misericordia de Dios van contigo y hacen por ti lo inimaginable. Este devocional te ayudará a ver más allá de lo común, las grandezas de Dios a tu alrededor todos los días.
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Nos gustaría agradecer a Enkayros por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.enkayros.com
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