¿Tengo Que Ir a La Iglesia?Muestra

Un cuerpo, muchas partes

En una época donde todos compiten por destacar, es fácil caer en la comparación incluso dentro de la iglesia. “¿Y yo qué aporto?”. “¿Qué valor tengo?”. “¿Por qué no soy como tal persona?”. Pero la iglesia no es un escenario, es un cuerpo. Y en un cuerpo cada parte es esencial, aunque no siempre visible.

Pablo usa esta imagen porque es tan clara como poderosa: el cuerpo tiene muchas partes, y ninguna puede funcionar por sí sola. El ojo no puede ser oído, la mano no puede ser pie. Pero juntos, forman algo vivo, coordinado y útil. Así es la iglesia: diversa, interdependiente y llena de propósito.

Quizás hoy no sepas bien cuál es tu rol. Tal vez crees que no tienes mucho para dar. Pero Dios no comete errores. Él te diseñó con intencionalidad. No eres una pieza suelta, eres parte del diseño. A veces tu parte será visible, a veces silenciosa. Pero siempre importante.

Y cuando cada parte se activa en su lugar —con humildad, amor y unidad— el cuerpo funciona con poder.

Ser parte del cuerpo no es una meta: es una realidad que ya habitas.