Ester - Para Este Tiempo Has LlegadoMuestra

Ver a Dios actuar

Esperar pacientemente a Dios

Lectura: Ester 6:10-11; Proverbios 25:6-7

EOAO: Proverbios 25:6-7

"No te alabes delante del rey ni te pongas en el lugar de los grandes, porque mejor es que se te diga: «Sube acá», y no que seas humillado delante del príncipe a quien tus ojos han visto".

En el texto

A lo largo de las Escrituras, se nos recuerda que debemos proteger nuestros corazones contra el orgullo. Una y otra vez, Dios nos advierte que aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados. Estos versículos en Proverbios hacen eco de esa verdad, instándonos a ser humildes en nuestras acciones y actitudes. En lugar de buscar reconocimiento u honor para nosotros mismos, se nos anima a esperar pacientemente a que Dios nos eleve en Su tiempo perfecto.

Jesús también enseñó este principio en Lucas 14 cuando compartió una parábola sobre tomar el lugar más bajo en un banquete. Es mucho mejor servir en silencio donde estamos que buscar aplausos o estatus. El verdadero honor no proviene de la autopromoción, sino de vivir una vida que refleje humildad y fidelidad. Cuando confiamos en que Dios nos promoverá en Su tiempo, encontramos un sentido más profundo de alegría y paz, sabiendo que nuestro valor no se basa en el reconocimiento del mundo, sino en el amor de Dios por nosotros.

La historia de Ester es un hermoso ejemplo de esto. Ella no buscó su posición de influencia, ni se esforzó por el reconocimiento. Sin embargo, Dios, en Su plan soberano, la colocó exactamente donde necesitaba estar, usando su humildad y obediencia para salvar a su pueblo. Al igual que Ester, estamos llamados a confiar en el tiempo de Dios y a honrarlo donde Él nos ha colocado.

Querida amiga, si te sientes ignorada o anhelas ser visible, recuerda que Dios te ve. Él se deleita en tu silenciosa fidelidad. Confía en Él para que te eleve cuando sea el momento adecuado, y mientras tanto, sirve con un corazón humilde, sabiendo que Él siempre está trabajando.

Oración

Querido Jesús, aleja el orgullo de mi corazón. Ayúdame a encontrar alegría y satisfacción en el lugar que me has asignado ahora mismo. Si es tu voluntad promoverme, confío en tu tiempo. Pero hasta entonces, permite que mi vida te honre allí donde estoy. Amén.