Ester - Para Este Tiempo Has LlegadoMuestra

Confiando en las promesas de Dios

Lectura: Ester 6:12-14; Génesis 12:3

EOAO: Génesis 12:3

"Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra".

En el texto

Dios pronunció las palabras de Génesis 12:3 como una bendición poderosa sobre Abram mientras emprendía un viaje incierto. Abram estaba dejando todo lo que le era familiar (su hogar, su pueblo, su pasado) y se adentraba en lo desconocido, siguiendo el llamado de Dios. En medio de esta incertidumbre, Dios le dio a Abram una promesa: sin importar lo que le aguardara, él podría estar seguro de la bendición y la fidelidad de Dios.

Al igual que Abram, a menudo nos encontramos atravesando temporadas de incertidumbre, sin saber qué nos deparará el futuro. Pero el mismo Dios que le hizo promesas a Abram es el mismo que nos hace promesas a nosotros. Él es fiel y verdadero. Podemos confiar en que Él está trabajando para nuestro bien sin importar lo que enfrentemos en la vida. Si bien no siempre podemos verlo en el momento, Sus bendiciones están entretejidas en la estructura de nuestras vidas, tanto ahora como en la eternidad.

La belleza de la promesa de Dios a Abram es que no era solo para él. A través de Abram, el mundo entero sería bendecido, lo que nos señala la bendición máxima que tenemos en Cristo. Como hijos de Dios, somos receptores de esa misma promesa. Sus bendiciones no son pasajeras ni dependen de nuestras circunstancias; son eternas, confiables y seguras.

Querida amiga, ¿estás atravesando una temporada de incertidumbre? Recuerda que las promesas de Dios también son para ti. Él es el máximo cumplidor de promesas, y puedes descansar en Su fidelidad, sabiendo que Sus bendiciones se extienden mucho más allá de lo que puedes ver.

Oración

Querido Jesús, gracias por las promesas que nos has dado en tu Palabra. Estoy tan agradecida de que seas confiable, fiel y que tu amor nunca falle. Cuando me enfrente a la incertidumbre y la duda, ayúdame a aferrarme a tus promesas, sabiendo que siempre estás obrando para mi bien, incluso cuando no lo entiendo. Llena mi corazón de fe y paz, y recuérdame que tú, el máximo cumplidor de promesas, siempre estás a mi lado. Amén.