Plenitud A Los Pies De JesúsMuestra

ENSEÑANZAS ACERCA DE DAR A LOS NECESITADOS, DE LA ORACIÓN Y EL AYUNO

“¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo.

Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que hacen los hipócritas que tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles para llamar la atención a sus actos de caridad. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa.

Pero tú, cuando le des a alguien que pasa necesidad, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

Entrega tu ayuda en privado, y tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará” Mateo 6:1-4 NTV.

Debido al contexto de amor a los demás en la lección brindada anteriormente, Jesús da por sentado que entendemos que ayudar a los necesitados es algo que los cristianos practicamos. Es por eso que, nuevamente, Él se enfoca en el corazón correcto a la hora de dar.

El Maestro nos enseña a ser desprendidos con los pobres sin hacer alarde, sin buscar las miradas de otros y menos su aprobación. Si damos así, ¡esa será toda la recompensa que recibamos!

Jesús pide que entreguemos nuestra ayuda en privado, sabiendo que la única audiencia para quien vivimos es Dios mismo. ¡Y Él nos recompensará!

Hoy quiero animarte a la generosidad y a la empatía, a que des como el rey David dijo: ¡Con esfuerzo y sacrificio! (1 Crónicas 21:24). Te propongo que tu generosidad sea mucho mayor que tu amor al dinero. De esa manera puedes ser las manos de Jesús para un mundo hambriento y desamparado.

Hoy te aliento a que, en fe y en privado, des recursos a aquellas personas que ves en necesidad. ¡Pero hazlo con un corazón que sólo necesita ser visto por Dios! Recuerda, cuando damos así, estamos siendo como Él: ¡Dadivosos! Entonces experimentaremos el gozo del Señor porque, como dijo Jesús, “Hay más dicha en dar que en recibir” (Hechos 20:35b NVI).

“Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en las esquinas de las calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa.

Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.

»Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los gentiles. Piensan que sus oraciones recibirán respuesta solo por repetir las mismas palabras una y otra vez.

No seas como ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas” Mateo 6:5-8 NTV.

Siguiendo en la misma línea, Jesús señala cuál es el corazón que le agrada a Él en los tiempos de oración y ayuno.

Muchas veces, los cristianos podemos ser como los hipócritas que describe Jesús. Nos encanta ser escuchados y vistos, que todos sepan que estamos orando y ayunando. Sin embargo, el Maestro enseña que nuestra oración es oída y somos observados en privado.

También Él instruye a su pueblo a no orar igual que los gentiles, quienes se caracterizan por la repetición continua de palabras. Pero lo que más me impacta es que en el pasaje Jesús nos insta a orar al Padre. Tres veces, en estos cortos versículos, nos insiste en que hablemos con Dios. Oramos al Padre con el entendimiento de que somos hijos y podemos conversar con Él con sinceridad y transparencia. Tenemos un buen Padre, generoso y listo a escucharnos.

Te pido que tomes la decisión de poner esto en práctica ahora mismo. Cierra tu puerta y eleva una oración en privado a tu Padre celestial. ¡Ten la certeza que Él está contigo y te escucha!

ORACIÓN

• Para el Señor nos dé un corazón amoroso y generoso como el suyo.
• Para que el Espíritu Santo ponga en nosotros el anhelo de buscar exclusivamente la aprobación de Dios y de nadie más.