Plenitud A Los Pies De JesúsMuestra

LAS BIENAVENTURANZAS

Una de las predicaciones o enseñanzas más importantes de Jesús es el sermón del monte que fue impartido al aire libre, en una montaña, a los discípulos y a una gran multitud de seguidores.

El objetivo de este sermón es la transformación del creyente, fortaleciendo su carácter para que sea un digno representante del Reino de los Cielos aquí en la tierra.

Si Jesús enseñó estos principios de vida, vale la pena que comencemos el año atendiendo a Sus palabras y que nuestra oración sea: “Padre, a través de estas enseñanzas de tu Hijo y el poder transformador del Espíritu Santo, quiero pedirte que formes el carácter de Jesús en mí y que este año, mi meta sea parecerme más a Él”.

Las bienaventuranzas pueden ser definidas como fórmulas de felicidad espiritual. En realidad, fueron lecciones que Jesús compartió con sus seguidores como un ideal de vida. Son principios espirituales que, si aplicamos día a día, nos darán frutos de una vida plena.

Dios anhela que estas bienaventuranzas se vuelvan tus valores de vida, tu guía para tomar decisiones, tu brújula y tu meta de vida personal. Así que toma un tiempo para leerlas con calma y meditar en cada una de ellas.

“«Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece.

Dios bendice a los que lloran, porque serán consolados.

Dios bendice a los que son humildes, porque heredarán toda la tierra.

Dios bendice a los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Dios bendice a los compasivos, porque serán tratados con compasión.

Dios bendice a los que tienen corazón puro, porque ellos verán a Dios.

Dios bendice a los que procuran la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Dios bendice a los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque el reino del cielo les pertenece.

»Dios los bendice a ustedes cuando la gente les hace burla y los persigue y miente acerca de ustedes y dice toda clase de cosas malas en su contra porque son mis seguidores.

¡Alégrense! ¡Estén contentos, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que a los antiguos profetas los persiguieron de la misma manera” Mateo 5:3-12 NTV.

ORACIÓN

• Para que los cristianos reconozcamos que necesitamos del Señor para tener vidas que le agraden a Él.

En las bienaventuranzas Jesús nos enseña a:

1. VIVIR CONSCIENTES DE NUESTRA NECESIDAD DE ÉL. Sabemos que, sin Él, nada podemos hacer:

“Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada” Juan 15:5 NTV.

Además, si reconocemos que lo necesitamos, no seremos autosuficientes y lo buscaremos -con diligencia- todos los días.

2. VIVIR EN UNA ACTITUD CONTÍNUA DE ARREPENTIMIENTO Y HUMILLACIÓN. Cuando habla sobre los que lloran, se refiere a aquellos que están afligidos por su propia pecaminosidad personal. Jesús nos invita a estar delante de Dios permitiéndole que examine y corrija nuestro corazón. En esta disciplina espiritual encontraremos Su gracia y Su consuelo.

“¿Quién podrá entender sus propios errores?

Líbrame de los que me son ocultos” Samos 19:12RV60.

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;

Pruébame y conoce mis pensamientos;

Y ve si hay en mí camino de perversidad,

Y guíame en el camino eterno” Salmos 139:23-24RV60.

“Bienaventurado el hombre a quien tú, Jah, corriges, y en tu Ley lo instruyes” Salmos 94:12 RVR1995.

3. LLEVAR VIDAS HUMILDES SIENDO MANSOS. Es lo opuesto de la auto justicia, de confiar en sí mismos. Se trata de vivir humildemente y considerar a los demás como superiores (Filipenses 2:3). Al respecto, el mejor modelo es el de Jesús:

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29 RV60.

4. TENER UN DESEO INTENSO POR LA JUSTICIA DIVINA. No nuestra justicia, sino la de Dios. Desear Sus planes, Su agenda y Su reino. La justicia de Dios es entendida como la GRACIA. Vivir deseando la gracia de Dios sobre nosotros y los demás.

5. SER COMPASIVOS Y MISERICORDIOSOS CON LOS DEMÁS. Extendiendo gracia y perdón a quienes nos ofenden o lastiman, a quienes nos fallan y con quienes no estamos de acuerdo. Al ser compasivos, recibiremos nosotros mismos compasión porque aplicamos las palabras del Maestro:

“Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes. Ese es el verdadero significado de la ley y de la enseñanza de los profetas” Mateo 7:12 PDT.

6. PERMITIRLE A DIOS QUE, POR MEDIO DE SU PALABRA, EXAMINE Y CORRIJA NUESTROS CORAZONES. Él evalúa las motivaciones y pensamientos y así mantenemos un corazón puro. Cuidamos el corazón y no dejamos que se contamine, porque de él fluye la vida (Proverbios 4:23).

“¿Quién subirá al monte de Jehová?

¿Y quién estará en su lugar santo?

El limpio de manos y puro de corazón;

El que no ha elevado su alma a cosas vanas,

Ni jurado con engaño.

Él recibirá bendición de Jehová,

Y justicia del Dios de salvación” Salmos 24:3-5 RV60.

7. BUSCAR LA PAZ CON DIOS QUE VIENE DE LA SALVACIÓN. Es vivir en armonía y unidad con Dios.

8. AFRONTAR LAS AFLICCIONES CON FE. No dejar de hacer lo correcto en ningún momento, ser íntegros en todo y no dudar cuando esto conlleve sufrimiento. En otras palabras, creer en el mensaje de Pablo:

“Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.

Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno” 2 Corintios 4:17-18 NVI.

9. CARGAR LA CRUZ Y SEGUIRLO (Mateo 10:38). Entender que ser discípulo y amigo de Dios me llevará a enemistad con el mundo (Santiago 4:4RV60). Debo aceptar esa situación y estar dispuesto a pasar por ella. No negocio con el mundo, ¡vivo para Cristo!

Pongamos en práctica estas 9 enseñanzas de Jesús cada día. Así podremos disfrutar la plenitud espiritual que traerán a nuestras vidas y seremos llenos de Su gozo.

ORACIÓN

• Para que el Señor perdone los pecados de autosuficiencia, orgullo, auto justicia, confianza en uno mismo, etc.
• Para que aprendamos la disciplina espiritual de presentarnos delante de Dios cada día pidiéndole que nos examine y corrija.