Plenitud A Los Pies De JesúsMuestra

ENSEÑANZA ACERCA DE LOS JURAMENTOS

“También han oído que a nuestros antepasados se les dijo: “No rompas tus juramentos; debes cumplir con los juramentos que le haces al Señor”.

Pero yo digo: ¡no hagas juramentos! No digas: “¡Por el cielo!”, porque el cielo es el trono de Dios.

Y no digas: “¡Por la tierra!”, porque la tierra es donde descansa sus pies. Tampoco digas: “¡Por Jerusalén!”, porque Jerusalén es la ciudad del gran Rey.

Ni siquiera digas: “¡Por mi cabeza!”, porque no puedes hacer que ninguno de tus cabellos se vuelva blanco o negro.

Simplemente di: “Sí, lo haré” o “No, no lo haré”. Cualquier otra cosa proviene del maligno” Mateo 5:33-37 NTV.

Para Dios son muy importantes las palabras. Sus palabras son todas certeras y tienen poder. Él crea con el poder de Sus palabras (Génesis 1:3; 6-7; 11; 14-15; 24), Él nunca miente (Números 23:19; Hebreos 6:18), sus promesas son sí y amén (2 Corintios 1:20RV60). Por ser creados a Su imagen y semejanza (Génesis 1:26), el deseo del Señor es que seamos cuidadosos con las palabras y que nuestro sí sea sí y nuestro no sea no.

En el caminar diario, Jesús nos enseña a estar atentos y conscientes de las palabras que salen de nuestra boca, pues éstas son poderosas. Además, ellas reflejan el estado de nuestro corazón.

“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” Lucas 6:45 RV60.

Dios desea usarnos como portavoces de Él, como lo hizo con el profeta Jeremías. Pero hay una condición: ¡Cuidar lo que hablamos!

“Entonces el Señor me respondió: «Si regresas a mí, volveré a recibirte y podrás servirme. Si evitas el hablar por hablar y dices sólo cosas que valgan la pena, tú serás quien hable de mi parte. Son ellos quienes deben volverse a ti, y no tú quien debe volverse a ellos” Jeremías 15:19 DHH.

“…Si regresas a mí te restauraré para que puedas continuar sirviéndome. Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables, serás mi vocero. Tienes que influir en ellos; ¡no dejes que ellos influyan en ti!” (NTV).

Volvamos a Mateo 5:33-37 y observemos queJesús, al hablar de los juramentos, transmite una enseñanza de humildad no sólo en relación con lo que hablamos, también con el corazón. El Maestro está diciendo que, en nuestro vocabulario, seamos como Dios. Que nuestras palabras sean siempre verdaderas (Efesios 4:25), llenas de gracia (Colosenses 4:6), que seamos fieles a lo que decimos, que no hablemos malas palabras y usemos nuestra boca para bendecir (Efesios 4:29 RVC).

En realidad, tus palabras deben ser garantía suficiente para que todos sepan que cumplirás lo que dices. Es que se construye la veracidad de tu hablar con cada palabra que sale de tu boca.

“Cuando entres en la casa de Dios, abre los oídos y cierra la boca. El que presenta ofrendas a Dios sin pensar hace mal. No hagas promesas a la ligera y no te apresures a presentar tus asuntos delante de Dios. Después de todo, Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra. Por lo tanto, que sean pocas tus palabras.

Demasiada actividad trae pesadillas; demasiadas palabras te hacen necio” Eclesiastés 5:1-3 NTV.

Esta enseñanza de Jesús sobre el cuidado de nuestras palabras también se conecta al tipo de oraciones que elevamos. La oración no debe ser un monólogo. De hecho, necesitamos aprender que en nuestras oraciones primero escuchamos y, luego, hablamos. ¡Muchos temas en la vida se solucionarían si aprendemos a hablar menos y a oír más!

Te animo a que pases un tiempo de oración escuchando a Dios, permitiéndole que te hable. ¡Deja que Él seleccione el tema, haga las preguntas y proponga la agenda!

ORACIÓN

• Para que el Espíritu Santo nos enseñe a orar como lo hacía Jesús cuando estaba en la tierra.