Salmo 26: La Determinación De Vivir en IntegridadMuestra

Acciones que ayudan a andar en integridad – parte I

No me he sentado con hombres hipócritas, ni entré con los que andan simuladamente. Aborrecí la reunión de los malignos, y con los impíos nunca me senté. Lavaré en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová, para exclamar con voz de acción de gracias, y para contar todas tus maravillas. Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar de la morada de tu gloria (Salmo 26:4-8).

Una cosa es hacer una declaración de integridad, y otra es caminar con integridad. Andar en integridad implica vivir en congruencia con esa declaración, lo cual supone asumir algunos principios y manifestar algunos comportamientos, así como abstenerse de otros, tales como: no me he sentado con hombres hipócritas, ni entré con los que andan simuladamente. Aborrecí la reunión de los malignos, y con los impíos (amadores del mal) nunca me senté. En otras palabras, yo he honrado la verdad, no he actuado hipócritamente (falsamente, con mentiras), me aparté de las obras de los malignos, y no he consentido con los impíos. La fe de una persona, como en el caso de David, necesita estar respaldada por una vida recta.

Acciones que contribuyen a cultivar la integridad

• Relacionarse y asociarse con las personas correctas

No me he sentado (he elegido no conversar con ellos ni participar de sus obras) con hombres hipócritas. David no se asociaba con hombres hipócritas, malignos, ni impíos. David es sabio al elegir las compañías y asociaciones.

La diligencia en evitar las malas compañías es una buena prueba de nuestra integridad y, al mismo tiempo, un buen medio para conservarnos en ella.

Para mantener la integridad hay que tomar decisiones correctas en cuanto a las relaciones. Pablo escribió: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres (1 Corintios 15:33).

• Trabajar por una conciencia limpia

Una prueba adicional de la integridad de David, es su sincero afecto hacia las ordenanzas divinas. David era muy concienzudo en su preparación para las santas ordenanzas: Lavaré en inocencia mis manos. En nuestra preparación para acudir a los cultos, no sólo hemos de estar libres del pecado de hipocresía (de lo que es testimonio simbólico el lavarse las manos), sino también hemos de arrepentirnos de todo otro pecado. David también era muy diligente en observar con respeto y atención la celebración de tales ordenanzas: Y así andaré alrededor de tu altar, oh Señor.

Lavaré en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová. Es importante mantener una conciencia limpia delante de Dios. Así como mantener una actitud de gratitud (acción de gracias). La actitud de gratitud es maravillosamente terapéutica. Si llenamos nuestros corazones con amargura y enojo, esto nos estorbará y, por ende, nos dañará. Por el contrario, si llenamos nuestros corazones de gratitud, nos ayudará y nos curará.

Trabajar por una conciencia limpia implica asumir la responsabilidad de limpiar nuestras manos de las malas acciones, nuestra boca de las malas palabras y nuestro corazón de los malos deseos e intenciones. La limpieza exterior es buena, pero vale poco para la eternidad si nuestra vida y nuestro corazón están sucios delante de Dios.

¿Quiénes son las personas con las que te asocias?