Salmo 26: La Determinación De Vivir en IntegridadMuestra

Asumiendo la integridad como un principio rector de vida.
Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado (Salmo 26:1).
El término integridad comunica la idea de lo que es recto, irreprochable, justo y puro. Ser íntegro no solo implica hacer lo que es justo, sino manifestar rectitud moral o devoción a Dios con corazón completo.
La integridad incluye:
- Ser coherente
La integridad, por un lado, denota congruencia, coherencia. Integridad describe a una persona sin hipocresía ni doblez. La integridad no exige perfección, sino sinceridad y congruencia. El rey David era imperfecto y cometió graves pecados durante su vida; pese a todo, la Biblia dice que anduvo “con integridad de corazón” (1 Reyes 9:4). Esto fue posible porque amaba a Dios con todo su corazón, lo que lo llevó admitir sin excusas ni justificaciones sus errores, arrepentirse, confesar sus pecados, aceptar la corrección y la amonestación. A pesar de sus faltas, David fue congruente en su caminar con Dios. Su rectitud moral se percibe en la forma incondicional en que expresaba amor y devoción a Dios.
Integridad significa congruencia entre pensamiento, emoción y voluntad. Se aplica tanto a lo que uno es, como lo que uno hace. Somos íntegros cuando nuestra conducta es consistente con las convicciones que expresamos. La integridad está ligada a la adhesión y fidelidad a los mandamientos y principios de la Palabra de Dios. Lo opuesto al hombre íntegro, es el hombre ambiguo, voluble, sin convicciones profundas, al cual la Biblia define como“el hombre de doble ánimo”, quien “es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8), y le falta congruencia.
- Ser una totalidad (completo, no dividido)
Por otro lado, integridad significa totalidad. Una persona es integra cuando es un todo integrado – completo, que no carece de ninguna de sus partes, y cuyo carácter no dividido se refleja en todas las áreas de su vida: moral, espiritual, intelectual, emocional y física. Integridad es el acto de mantenerse incólume y sólido, una totalidad indivisible, sin fragmentación. Lleva implícita la idea de estar unificado en su ser y de mostrar consistencia interna; de funcionar como una totalidad, sin divisiones, por lo que una persona con integridad, es la misma persona en cualquier parte sin importar las circunstancias; y cumple las funciones cónsonas con su diseño.
La integridad no se limita a cierto aspecto del comportamiento humano, como la devoción religiosa, sino que abarca todo aspecto de la vida (familia, trabajo, negocios, relaciones, etc.). David anduvo en su integridad como un modo o estilo de vida que se manifestó en todas las áreas de su vida.
En la Biblia la integridad se refiere a la calidad de un corazón indiviso, de una sola pieza, dedicado a seguir y obedecer al Señor, aún a pesar de las flaquezas de la misma naturaleza humana. Ese era el caso de David. Él no caminaba entre dos aguas. No estaba con un pie en el mundo y otro en el Señor. David no tenía dividida su fidelidad. David tenía la integridad como principio, y andaba en ella como práctica.
Andar en integridad exige fidelidad a Dios y su Palabra, aun en circunstancias desfavorables, como pruebas, tentaciones y adversidades.
La integridad conlleva investigar constantemente para reconocer la voluntad de Dios y andar en sus sendas.
¿Del 1 al 10 cómo evaluarías tu congruencia personal?
¿Del 1 al 10 cómo evaluarías el ser completo y no dividido?
Escrituras
Acerca de este Plan

¿Cómo mantener integridad en un mundo corrompido? El Salmo 26 es un llamado a vivir una vida de integridad. El Salmo aborda temas como la santidad personal, la importancia del culto sincero y el deseo de vivir en comunión con Dios. El Salmo 26 es una declaración de integridad personal. Es una profunda reflexión sobre los temas de la rectitud, la confianza en Dios y el deseo de justicia divina. El Salmo 26 desafía a los creyentes a examinar sus vidas.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: vidaefectiva.com