Afilando mi espadaMuestra

En el último capítulo de segunda de Corintios, Pablo les escribe a los corintios con un tono de autoridad y exhortación. Se prepara para su próxima visita, advirtiendo a la iglesia que no tolerará la desobediencia ni la falta de arrepentimiento. Pablo también reafirma la importancia de la comunidad y la autenticidad en la fe. Exhorta a los creyentes a examinarse a sí mismos para asegurarse de que están en la fe. Finalmente, expresa su deseo de que vivan en unidad y paz, recordando la importancia de la gracia de Cristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo.

Al adentrarte en este capítulo, reflexiona sobre el llamado de Pablo a vivir con integridad y unidad, asegurándonos de permanecer firmes en la fe y en comunión con Cristo y la iglesia.

Pablo nos recuerda la importancia de mirar hacia adentro y asegurarnos de que nuestra fe sea genuina y activa. ¿Estamos viviendo realmente en la luz del evangelio? ¿Nuestras acciones y actitudes reflejan el amor y la gracia de Cristo? Pablo invita a los creyentes a examinarse a sí mismos y eso también implica una disposición a reconocer nuestras debilidades y áreas de pecado.

A menudo, podemos ser rápidos para señalar los errores de los demás, pero Pablo nos llama a la humildad, instándonos a confrontar nuestra propia realidad espiritual. Esta autoevaluación no es un ejercicio de condena, sino un medio de crecimiento y transformación.

Dependemos de la gracia de Dios para vivir conforme a su voluntad, y del amor de Cristo para motivarnos a actuar. La comunión del Espíritu Santo nos une y nos guía en nuestro caminar diario. ¿Estamos dispuestos a ser honestos con nosotros mismos y a permitir que Dios trabaje en nuestras vidas?