Afilando mi espadaMuestra

Pablo en el capítulo 2, nos narra un momento crucial en su ministerio: su visita a Jerusalén para discutir el evangelio que predicaba con los apóstoles. En esta reunión, Pablo defiende con firmeza su mensaje y la inclusión de los gentiles en la fe. Pedro, aunque inicialmente compartía comidas con los gentiles, se aparta por temor a la presión de los judaizantes. Pablo, al ver esto, confronta a Pedro, subrayando que la justificación viene solo por la fe en Cristo y no por las obras de la ley. Si la justicia se obtuviera a través de la ley, entonces la muerte de Cristo no tendría sentido.

Al profundizar en este capítulo, observa cómo Pablo defiende la pureza del evangelio y la importancia de la fe en Cristo para la justificación, mostrando que nuestra salvación depende solo de la gracia de Dios.

Este capítulo nos da una lección poderosa sobre la integridad en nuestra fe. Incluso los líderes más respetados, como Pedro, pueden verse influenciados por las expectativas sociales. Sin embargo, Pablo no temió enfrentarlo cuando notó que su comportamiento no concordaba con la verdad del evangelio. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué influencias externas están moldeando nuestra fe y nuestras acciones?

El valor de Pablo al confrontar a Pedro nos enseña la importancia de defender la verdad, incluso cuando otros ceden a la presión.

La autenticidad en nuestra fe requiere coherencia en nuestras palabras y acciones, sin importar cuán difícil sea. Al reflexionar sobre este pasaje, pensemos en cómo nuestras propias vidas pueden estar siendo influenciadas por normas externas que amenazan con distorsionar el mensaje del evangelio. Sigamos el ejemplo de Pablo y defendamos la verdad, mostrando a los demás el amor y la gracia de Cristo.