Afilando mi espadaMuestra

En Romanos 11, Pablo aborda el tema de la restauración de Israel y la fidelidad de Dios a su pacto. Comienza planteando la pregunta: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? y rápidamente responde que no, Dios no ha desechado a su pueblo, y Pablo utiliza la figura de un remanente fiel, como los siete mil que no se arrodillaron ante Baal, para mostrar que siempre ha habido un grupo que ha permanecido fiel.

Pablo también explica cómo la incredulidad de Israel ha permitido que la salvación se extienda a los gentiles, y finaliza con una promesa de que, al final de los tiempos, todo Israel será salvo.

En Romanos 11, Pablo resalta que la incredulidad de algunos judíos ha resultado en la oportunidad de salvación para los gentiles, es decir de todos aquellos que no son de linaje judío. Esto nos indica un principio fundamental, Dios puede usar incluso nuestras fallas para llevar a cabo su plan redentor. La inclusión de los gentiles no es un rechazo de Israel, sino una extensión de la gracia de Dios que abarca a todas las naciones, plan que desde Abraham era descrito. Esto nos invita a reflexionar sobre la manera en que vemos a otros en nuestra comunidad de fe. ¿Estamos abiertos a aceptar y acoger a quienes vienen a la fe, independientemente de su pasado?

La promesa de que "todo Israel será salvo" también nos ofrece esperanza. Nos recuerda que el tiempo de la salvación de Dios es perfecto, y su plan es más grande de lo que podemos imaginar. Esto nos lleva a confiar en su soberanía, incluso cuando las circunstancias parecen adversas. Romanos 11 nos anima a seguir proclamando el evangelio y a confiar en que Dios está trabajando en la historia, preparando el camino para la salvación.