Afilando mi espadaMuestra

Pablo en Romanos 12:19 hace una referencia directa a lo que se menciona en Deuteronomio 32:35. En este texto Dios declara: "Mía es la venganza, yo pagaré". Este versículo forma parte del Cántico de Moisés, donde se describe la justicia de Dios y su promesa de juicio contra aquellos que se rebelan contra Él.

Moisés recuerda a Israel que, aunque la injusticia y el mal puedan prevalecer por un tiempo, la justicia divina no fallará. Este pasaje revela a un Dios soberano que no deja sin castigo a los malvados, pero también advierte a su pueblo que la venganza es prerrogativa de Dios, no de los seres humanos.

Pablo en Romanos 12:19 nos recuerda que la justicia final pertenece a Dios. A menudo, cuando enfrentamos injusticias o situaciones difíciles, sentimos la tentación de tomar la justicia por nuestras propias manos. Sin embargo, este versículo nos advierte contra ese impulso. Dios nos llama a confiar en su justicia, sabiendo que Él ve todo y que, en su tiempo, actuará con equidad. Esta enseñanza, nos libera de la carga de buscar venganza, permitiéndonos vivir en paz y enfocarnos en lo que Dios nos ha llamado a hacer.

Cuando intentamos tomar la venganza en nuestras manos, no solo nos alejamos de la voluntad de Dios, sino que también cargamos con una carga emocional y espiritual que no estamos diseñados para llevar. En cambio, cuando confiamos en Dios, liberamos nuestras almas de la amargura y el resentimiento. Él es quien conoce las intenciones de los corazones y juzgará de acuerdo con su perfecta justicia. Este pasaje nos desafía a practicar el perdón.

Él es justo y fiel, y en su tiempo, pondrá todo en orden. Mientras tanto, estamos llamados a caminar en amor, perdón y paz, dejando la justicia en manos de aquel que es verdaderamente justo.