Una vida de intimidad con DiosMuestra

Si te ofendes pierdes
“A José... los arqueros lo atacaron ferozmente...”, Génesis 49:23 (NTV).
A José lo maltrataron con crueldad. Los primeros en arrojar flechas envenenadas contra él fueron sus hermanos, los arqueros de la envidia: “...Sus hermanos le tenían envidia... y lo vendieron como esclavo”, Hechos 7:9 (TLA). La envidia además de ser un sentimiento, es un espíritu porque “...viene del demonio...”, Santiago 3:15 (PDT). Y su intención es dividir todo lo que encuentre en su camino: “Donde hay... envidia... allí reina el desorden...”, Santiago 3:16 (ORO). Y efectivamente la envidia separó a José de su familia. Cuidémonos de este monstruo y “no seamos... envidiosos...”, Gálatas 5:26 (PDT). Dejemos que Dios reparta sus bendiciones cómo quiera. No cuestionemos el derecho de hacer con sus riquezas lo que quiera. A nosotros nos cabe ser fieles, haciendo lo que se nos pide con lo que se nos da y siempre agradecidos por ser hijos, amados y bendecidos.
José nunca se sintió ofendido ni amargado. ¿Cuál era su secreto? No abrazaba la ofensa. No podemos evitar que nos ofendan, pero sí sentirnos ofendidos. El secreto de una vida victoriosa radica en saber qué hacer cuando nos agravian. Si aceptamos la ofensa caemos en la trampa de Satanás y nuestro corazón se llena de resentimiento y amargura. En cambio, si no la aceptamos estamos en condiciones de alcanzar nuestro máximo potencial y ser instrumentos poderosos en las manos de Dios. ¡La respuesta a la ofensa determina el futuro que tendremos! El hecho de que hayas sido maltratado no te da permiso para aferrarte a la ofensa. José perdió todo, menos el derecho de elegir cómo reaccionaría frente a los agravios. ¿Se ofendería? ¿Odiaría a sus hermanos? ¿Se vengaría del copero? ¿Cuestionaría a Dios? Nada de eso. José sabía que la única persona que podía impedir que se cumplieran los propósitos de Dios en su vida era él mismo. En lugar de buscar culpables por las cosas malas que te sucedieron, ¿por qué no piensas que Dios estuvo y está detrás de escena, dándole forma al destino de tu vida? Si permaneces firme, abrazado a Dios y honrándolo en todos tus caminos Él cumplirá sus propósitos en ti, aunque a veces parezca que todo sale mal.
Si has sido tratado injustamente tiene dos opciones: a) te ofendes y quedas excluido de la misión celestial o b) rechazas la ofensa y sigues hacia el cumplimiento de los propósitos de Dios para tu vida. Tú eliges. ¡Es mucho más beneficioso mantenerse alejado de las ofensas!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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