Una vida de intimidad con DiosMuestra

¿Estás creciendo espiritualmente?
Una prueba irrefutable de que nuestro amor por Cristo va en aumento es el alejamiento del pecado y el acercamiento a Dios. La mejor manera de probar si realmente estamos progresando espiritualmente es observar cuánto tiempo vive el pecado en nuestros corazones. La persona temerosa de Dios estorba el pecado de su propia vida porque ama a Dios: “Temer a Dios es aborrecer el mal”, Proverbios 8:13 (NC). El temor de Dios se demuestra por el abandono del pecado: “Teme al Señor y aléjate del mal”, Proverbios 3:7 (NTV). De Job se dice que “tenía temor de Dios y se mantenía apartado del mal”, Job 1:1 (NTV). Temer a Dios conlleva enormes recompensas. “El SEÑOR es amigo de los que le temen...”, Salmo 25:14 (NTV). “El SEÑOR ama a los que le temen...”, Salmo 147:11 (RV2000). “El Señor... concede los deseos de los que le temen...”, Salmo 145:18-19 (NTV).
Cuidado con proteger la maldad. Saúl era experto en esas artimañas. Dios le pidió que destruyera a los amalecitas. Sin embargo, perdonó al rey y se quedó con lo mejor del botín. Pese a su manifiesta desobediencia Saúl expresó: “Ya cumplí con las órdenes de Dios”, 1º Samuel 15:13 (TLA). Samuel lo amonestó diciéndole: “¿Por qué no obedeciste al SEÑOR?... — ¡Pero yo sí obedecí al SEÑOR! — Insistió Saúl— ¡Cumplí la misión que él me encargó!”, 1º Samuel 15:19-20 (NTV). Saúl tenía la desvergüenza de mentirle al profeta. Así son muchos creyentes. Mienten descaradamente cuando son interpelados por su autoridad espiritual. No se dan cuenta que esa actitud de proteger el pecado es una clara indicación de la decadente espiritualidad que están viviendo. La única prueba inequívoca de que el amor de una persona por Cristo va en aumento es su alejamiento del pecado y su acercamiento a Dios. Las personas temerosas de Dios estorban el pecado de sus propias vidas. Saben que Dios no puede quedarse en un lugar donde el pecado sea tolerado, disimulado o protegido. Si quieres a Dios y su bendición no permitas que el pecado viva un instante más en tu corazón.
¿Cuál debería ser la motivación que nos impulse a no pecar? Odiar el pecado y toda forma de maldad: “Honrar al Señor es odiar el mal...” Proverbios 8:13 (BNP). ¿Odias al pecado o todavía proteges el mal en tu vida? ¡Basta ya! El pecado no te conviene. ¡Échalo a las patadas y demuéstrale a Dios que Él es lo más importante!
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/
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