Una vida de intimidad con DiosMuestra

Tu autoridad frente a los demonios

“Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto... — le dijo —, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada... Así que, si me adoras, todo será tuyo”, Lucas 4:5-7 (NVI).

Satanás le propuso a Jesús hacer ‘negocios’. Estuvo dispuesto a ofrecer lo que poseía con el objetivo de que Cristo lo adorara. ¿Quién le entregó la autoridad al diablo? Adán y Eva. ¿De dónde procedía esa autoridad? Dios se la había dado: “Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio...”, Génesis 1:28 (NBLH).

Adán y Eva, al pecar, entregaron su autoridad al diablo. “Nada en la tierra, ya sea natural o espiritual, escapó de los efectos de la desobediencia. Iniquidad, muerte, enfermedad, pobreza, terremotos, hambrunas, pestilencias y otros males entraron en la tierra. Hubo una pérdida del orden divino. El primer hijo de Adán aprendió a odiar, envidiar y matar. El enemigo había tomado la autoridad dada por Dios para protección y provisión, y la puso en contra de toda la creación utilizándola para destrucción y muerte. Es que si no caminas en la autoridad que te fue dada por Dios, alguien te la quitará y la usará en tu contra”, John Bevere.

Ahora bien, Jesús recuperó la autoridad que Adán y Eva le entregaron a Satanás. “Dios le dio a Cristo dominio sobre todos los espíritus que tienen poder y autoridad, y sobre todo lo que existe en este mundo y en el nuevo mundo que vendrá”, Efesios 1:21 (TLA). Hay quienes creen que existe una lucha por igual entre Dios y el diablo. Creen que hay dos fuerzas iguales comandadas por Dios (el bien) y Satanás (el mal) que luchan entre sí. ¡Nunca jamás! Dios está sentado en el trono. Él reina y gobierna. Él manda. Dios es el Rey y todos los espíritus demoníacos fueron puestos bajo los pies de Jesús.

Jesús recuperó la autoridad cedida al diablo. Y esa autoridad la tienen hoy los cristianos nacidos de nuevo: “Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”, Efesios 2:5-6. Cristo está sentado en los lugares celestiales (Efesios 1:20) y tiene dominio sobre todo lo que existe, sea material o espiritual (Efesios 1:21-22). Y si nosotros estamos sentados con Él en los lugares celestiales, estamos también sobre todo dominio, principado y poder. Ésta es la posición del creyente: ¡sentado con Cristo por encima de todo! ¡Ejerce tu autoridad y no la cedas por el pecado!