Una vida de intimidad con DiosMuestra

Los tiempos de Dios
“Ustedes... deben esperar con paciencia...”, Santiago 5:8 (PDT).
Dios es un misterio. Él no hace las cosas en nuestro horario. Sin embargo, su Palabra promete que no llegará tarde, ni un solo instante. Lo que Dios ha prometido se cumplirá en el tiempo señalado. El propósito que Dios tiene con tu vida marcha hacia su realización y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar espérala porque “se cumplirá... espera con paciencia, porque sin... dudas sucederá...”, Habacuc 2:3 (NTV). La clave es desarrollar la paciencia y esperar el tiempo de Dios para cada cosa.
Con frecuencia contamos con un llamado y una promesa, pero no sabemos cuánto tiempo debemos esperar por su cumplimiento. El ungido David tuvo que esperar más de una década para asumir el trono de Israel. José esperó más de 17 años para ver cumplido su sueño y, Juan el Bautista, más de 30. Sin embargo, muchos fracasaron por no esperar el tiempo de Dios. Abraham fue uno de ellos y su nieto Jacob fue otro. Junto a su madre Rebeca acordaron tomar la bendición antes de tiempo y por el camino de la desobediencia. ¿Cuál fue el resultado? Jacob fue infeliz el resto de su vida. La ironía está en que hubiera recibido de todos modos la bendición porque había sido prometida por Dios. Sin embargo, por impaciente, cosechó muchos sufrimientos. Imagínate cuán diferente hubiera sido todo, si tanto él como su madre hubieran esperado a que Dios hiciera las cosas a su manera y en su tiempo.
Por último, ¿qué hacemos mientras esperamos que Dios cumpla sus promesas? Lo servimos. Debemos servir a Dios sujetos a las autoridades de la iglesia. ¿No fue eso lo que hizo Pablo mientras esperaba el ‘ok’ de Dios para salir a las misiones? No podemos soslayar el hecho de que fue la iglesia, a pedido del Espíritu Santo, la que envió a Pablo a las misiones. Dios no hace nada si no es a través de la Iglesia. ¿Podrías esperar el tiempo de Dios para tu vida y ministerio? ¿Tienes alguna promesa que Dios te ha hecho? ¿Una palabra que Dios te ha dado? Espera en Dios y espera a Dios. El tiempo de la espera es el más difícil, pero nadie perdió por esperar el tiempo de Dios. Espera y no arruinarás los planes de Dios para tu vida. Sus tiempos no son los nuestros, ¡los suyos son mejores! ¡Ten por seguro que jamás te arrepentirás de haber esperado el tiempo de Dios!
Escrituras
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/