Una vida de intimidad con DiosMuestra

Sumergidos en el fuego de la presencia de Dios
“Yo los bautizo con agua... pero aquel que viene detrás de mí... los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego”, Mateo 3:11 (BPD).
Dios promete empaparnos en el fuego. ¿A qué fuego se refiere? ¡A la presencia manifiesta de Dios! El fuego se usa con frecuencia para representar la presencia de Dios. El Dios trino está en llamas. Dios el Padre es llamado “fuego consumidor”, Deuteronomio 4:24. Dios el Hijo también está en llamas. Así lo vio Juan a Cristo resucitado, Apocalipsis 1. Finalmente, Dios el Espíritu Santo también está en llamas: “No apaguen el fuego del Espíritu Santo”, 1ª Tesalonicenses 5:19 (NT-BAD). En definitiva, Dios trino está en llamas y se nos promete ser bautizados en ese fuego.
El fuego del Espíritu Santo hace tres cosas:
1. Ilumina.El Espíritu Santo es quien nos guía a toda verdad y dirige nuestros pasos al hogar celestial.
2. Apasiona. Cuando el Espíritu Santo llega nuestros corazones se inflaman con pasión hacia Dios y quienes nos rodean.
3. Purifica. La presencia del Espíritu Santo entresaca lo precioso de lo vil. Su presencia limpia lo falso y deja solo lo auténtico.
Cuando somos bautizados por el Espíritu se activa en nosotros el deseo de conocer a Dios. Antes que Dios lo visite el hombre está muerto (Efesios 2), encerrado en una caja a punto de ser enterrado en la más densa oscuridad de la eternidad. Pero cuando Dios aparece ‘arruina’ el funeral, resucita al muerto, lo enciende con el fuego del Espíritu y lo envía a prender fuego a los demás. La Biblia dice que somos bautizados en el Espíritu. La palabra espíritu es aliento de vida. El Espíritu alienta la vida de Dios en nosotros. Cuando el Espíritu de Dios entra en nosotros, nuestra vida cansada, mortecina y derrotada desaparece y una oleada de nueva vida nos transforma en nuevas criaturas. Pero la palabra espíritu también significa viento. Viento es poder, poder irresistible. Es el poderoso turbión que una vez oyó Elías, 1º Reyes 19:11. El Espíritu Santo es el Espíritu de poder. Ese poder en nosotros es capaz de hacer lo irrealizable, de resistir lo irresistible y de soportar lo insoportable. Cuando el Espíritu nos bautiza, se desvanece la frustración y llega la victoria. Pide ahora mismo el bautismo de fuego y tu vida jamás será igual.
Acerca de este Plan

Cada día es una oportunidad para experimentar la presencia del Señor. Dios mismo es quien te extiende la dulce invitación para el encuentro santo: "Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, SEÑOR»" (Salmo 27:8).
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar/