La Voluntad De Dios (Su Soberanía)

La soberanía de Dios es básicamente el uso de su poder sobre su creación. Significa que Dios tiene suprema autoridad sobre todas las cosas y está en completo control en cada tiempo y en cada situación.

Él utiliza todas las circunstancias en Su proceso de transformarme en un instrumento honorable y útil, por medio del cual Él pueda cumplir Sus propósitos eternos.

Un creyente que no entienda la importancia del control soberano de Dios sobre todas las circunstancias típicamente responderá con quejas, culpando, con autocompasión, enojo o amargura. A Dios le complace cuando elijo cooperar con Él, reconociendo que estoy de acuerdo con lo que Él ha diseñado para mí. Él quiere que yo busque Su dirección para responder apropiadamente, así como para cualquier lección que Él quiera que yo aprenda.

Dios permite que tengamos dificultades y sufrimientos generalmente por una o más de las siguientes razones:

a) Para desarrollar carácter en mi vida.

b) Como resultado de mi propia desobediencia, negligencia o descuido.

c) Para enseñarme a tener confianza en el Señor y no en mí mismo.

d) Para ayudarme a entender las necesidades, sufrimientos y dificultades de otros.

e) Para hacer que mi vida llegue a ser una bendición para los demás.

— Dios usa el sufrimiento y las dificultades para desarrollar carácter en mi vida y para transformarme en un instrumento útil en Sus manos.

Solo Él sabe cuáles influencias y circunstancias le permitirán bendecirme mejor y emplearme para lograr los propósitos que Él ha elegido para mí en el tiempo que me queda acá en la tierra.

“Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza" (Romanos 5:3-4 NVI).

— Dios permite que yo sufra para mostrarme su fidelidad, poder, y suficiencia, y al mismo tiempo ayudarme a reconocer mis debilidades personales. (Una liberación, inevitablemente, requiere tener que ser liberado de algo).

“Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas" (Proverbios 3:5-6 NVI).

— Dios utiliza el sufrimiento para ayudarme a entender más el sufrimiento de otros, con el fin de poder ayudarles con compasión sincera.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. Pues, así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así también por medio de él tenemos abundante consuelo” (2 Corintios 1:3-5 NVI).

— Dios permite que yo atraviese por duras dificultades con el fin de que Él resplandezca a través de mi vida en una forma mayor (Una luz es más visible y de mayor importancia en la obscuridad).

— Para seguir fielmente a Dios se requiere a veces una renuncia de cosas que aprecio, con el fin de que Él las reemplace por lo que es mejor y obtenga beneficios eternos para mí y otros (Por ejemplo, comodidades, bienes materiales, salud, etc).

“Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes" (Mateo 5:11-12 NVI).

Es importante saber que mis reacciones a Sus circunstancias escogidas son un indicador de mi disposición a aceptar lo que Él tiene planeado para mí.

— Por medio de Su ejemplo, Jesús me muestra como debe ser mi actitud y respuesta.

“Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hebreos 12:2 NVI).

Ante cualquier pérdida que experimentemos debemos tener claro que Dios toma el control y que como lo vimos anteriormente a través de ese sufrimiento que sentimos, debemos estar confiados de que su voluntad es buena, agradable y perfecta a pesar de las circunstancias.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cómo es la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2 NVI).

Oremos

Señor Jesús, Ayúdanos a entender lo que no podemos procesar aquí en la tierra fácilmente, a atender y aceptar que habrá preguntas sin respuestas, y que a pesar de nuestra confusión, aceptamos que tú sigues siendo Dios soberano sobre toda circunstancia y a esa soberanía nos sometemos. Trae paz en medio de esta circunstancia devuélveme el gozo que se perdió en medio de este dolor. Alzo mis manos para alabarte así no comprenda. Ayúdanos, Señor, en estos momentos que tanto necesitamos caminar de tu mano. Amén