Viviendo para otros

Juan 13: 14-15 NVI

Fuimos creados a imagen y semejanza del Señor, por tanto, estamos hechos para ser como Él. Fuimos hechos para servir, ayudar y estar presentes ahí para otras personas. Como cristianos debemos modelar el ejemplo de Jesús. Su vida giraba sobre los demás, siempre leemos en la Escritura como estaba ayudando, sanano, enseñando, sirviendo y amando a la gente.

La palabra cuidador viene del latín (Cogitare) que significa pensar en y al unirla con el sufijo -dor, forma la palabra cuida -dor que significa, que piensa en el prójimo.

Entonces podríamos concluir que un cuidador es:

1. Persona que tiene el privilegio de cuidar, proteger, atender, pensar en otra persona que requiere de sus cuidados.

2. Persona que provee ayuda emocional, física y espiritual a quienes no pueden cuidarse por sí mismos. Por ejemplo, niños, ancianos o pacientes con enfermedades crónicas o en condición de discapacidad.

En algún momento de la vida podemos convertirnos en cuidadores, lo cual es una situación que no podemos cambiar, pero lo que claramente puede hacer la diferencia ante esta situación es la forma en que decidamos vivirlo, solas, con nuestras propias fuerzas o siguiendo el ejemplo de Jesús.

Juan 13:14-15 NVI

Jesús lavó los pies de los apóstoles, incluyendo a quien lo traicionó, Judas, demostrando humildad, servicio y amor incondicionales.

Un ejemplo claro lo encontramos con el buen samaritano, quien movido por el amor de Dios, dejó impregnar su vida y su corazón para alcanzar el propósito de Dios en el servicio.

Jesús respondió: —Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita y al verlo, se desvió y siguió de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más , se lo pagaré cuando yo vuelva” (Lucas 10:30-35 NVI).

El buen samaritano vio la necesidad del hombre y dio todo de sí, para lograr su bienestar, demostró con su actitud, las tres características importantes que describen a un cuidador: humildad, servicio y amor. En otras palabras, podemos establecer que un cuidador, es quien sirve y se comporta como Jesús.

Oremos

Señor Jesús, ayúdanos a vivir para otros, a salir de egocentrismo y vivir solo para sí mismo. Ayúdanos cuando debamos ocuparnos de alguien cercano, que amamos o incluso si es parte de mi trabajo profesional hacerlo, ayúdame a servirte a ti sirviendo a otros. Te pido me des empatía, paciencia, a tener un corazón de siervo para suplir necesidades cotidianas, un corazón sacrificado para suplir necesidades físicas, y un corazón de Pastor para proveer protección. Quiero seguir tu ejemplo, en el nombre de Jesús, amén.