El Recuento de los Daños para MatrimoniosMuestra

Y vivieron felices para siempre

¿Recuerdas las películas de niños donde su final prometía un “vivieron felices para siempre” cuando los protagonistas se casaban? Pues yo sí, y también escuché muchas críticas a ese final, como si “ser felices por siempre” fuese un mito. Quizás no exista en la forma del romanticismo de Hollywood, pero sí considero posible un “vivieron felices para siempre” cuando el matrimonio se construye sobre la roca sólida del Señor.

El matrimonio no es el fin sino el camino a recorrer; es construir desde el fundamento hasta lo alto.

Cuando mi esposo y yo nos casamos, descubrimos que casarse era sólo el comienzo de esta aventura en la que no puedes pretender que el amor perdure sólo por el hecho de estar casados, sino más bien, porque lo alimentas y lo cuidas día a día. Tu matrimonio se fortalecerá si lo edificas cada día. Y para hacerlo, tenemos el mejor libro de instrucciones, la Biblia.

Como matrimonio, hemos atravesado diferentes tormentas y sabemos que vendrán nuevas con el tiempo. No podemos evitarlas, pero Dios nos mostró su fidelidad, fortaleciendo nuestro amor con cada prueba que nos tocó vivir. La Palabra nos dice que “le entreguemos nuestras cargas al Señor y Él cuidará de nosotros”, nos instruye a depender de Él como pareja. Y para ello, no sólo debemos leer la Palabra, sino también ponerla en práctica.

En determinado tiempo, permití que el enemigo resaltara los defectos de mi esposo, llevándonos a peleas sin sentido. Pero el Señor me mostró cómo el enemigo estaba nublando mi vista, evitando que yo vea sus cualidades y fortalezas. Entonces, decidí enfocarme en edificar a mi esposo (Romanos 14: 19). Para robustecer el matrimonio es muy importante enfocarnos en las fortalezas, saber qué límites poner, saber escuchar y obedecer la Palabra de Dios, amarnos y respetarnos intencionalmente, poner reglas para discutir y saber a quién acudir en medio de la tormenta. De esta manera, cuando los problemas lleguen, podremos salir adelante juntos y fortalecidos de cualquier situación que se nos presente.

Aprender a construir juntos requiere dar importancia a los detalles, demanda la constancia de poner al otro en primer lugar - después de Dios, desde luego. Como dice Efesios 4: 29, debemos buscar que todo lo que salga de nuestras bocas sea bueno y útil.

Aprender a construir juntos le da significado a cada beso al despertar y antes de dormir, a cada abrazo reconfortante, a cada “te amo”, a cada llamada, a cada palabra de ánimo, a cada manera de expresar admiración; y también a ayudar y ser ayudado en las debilidades. Esa es la manera de honrar a Dios en el matrimonio.

Aprender a construir sobre la única roca sólida, sobre Jesucristo, es la forma más segura de alcanzar un “y vivieron felices para siempre”.

¿Qué metas y sueños tienen tú y tu pareja para más adelante? ¿Qué cosas necesitan reconstruir juntos? ¿Qué aprendiste en este devocional para poner en práctica de inmediato?

Renata Brañez
Valiosa, ministerio de mujeres - Jazôn

Esperamos que este plan te haya servido. Si quieres aprender más sobre este tema, te invitamos a ver o escuchar la serie completa de prédicas: El recuento de los daños.