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[Ahora es el momento: Lucas] Ser o no ser, esa es la cuestión

DÍA 5 DE 7

¿Cómo debo orar?


La Biblia nos relata la historia de una viuda, que clamaba insistentemente por justicia. Cada día, de manera persistente e inoportuna, se presentaba delante del juez, para reclamar por sus derechos. Se trataba de un juez injusto, solo enfocado en sí mismo, a quien no le importaba Dios y mucho menos las personas que iban en busca de su ayuda. Sin embargo, con todas estas características negativas, este hombre hizo justicia en el caso de la viuda: no porque era lo que se esperaba de él; tampoco para hacer el bien; ni siquiera con la intención de agradar a Dios; sino por el simple hecho de que la viuda le molestaba. 


El pasaje citado nos habla de la manera en que debemos encarar la oración: con convicción, persistencia y determinación. La oración no debe disminuir con el paso del tiempo ni depender de los resultados que se vean. Por el contrario, debemos tener la íntima convicción de que Dios nos escucha, se interesa por nosotros y quiere bendecirnos. Dice la Biblia: «Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, y sobre tus caminos resplandecerá luz»(Job 22.28). 


En primer lugar, este tipo de oración implica tener muy claro lo que uno quiere o necesita, para luego ir ante Dios y clamar por dicha petición. Cuántas veces vemos personas que quizás están muy cerca de obtener su bendición y, lamentablemente, bajan los brazos, se desaniman y lo que habían emprendido con mucho entusiasmo, a los pocos días es solo un triste recuerdo. 


Uno de los enemigos de la oración es la impaciencia. Pareciera que, en nuestro afán quisiéramos sujetar a Dios a nuestras urgencias, cuando él sabe —mejor que nosotros— cuál es el tiempo más conveniente para responder a nuestra petición. La oración constante y determinada, también es una expresión de nuestra fe, con el conocimiento de que la fe sin obras es muerta. La manera de orar con fe se evidencia por la firmeza con la cual nosotros encaramos la oración. 


Un ejercicio muy útil es hacer memoria de las bendiciones que hemos recibido del Señor, ya que el hecho de recordarlas hará que nuestra fe aumente. Dios responde cuando, por medio de la oración, realmente hablamos con él. Este encuentro personal con el Rey de reyes nos transforma: hay una respuesta, una nueva visión y nuestras fuerzas se renuevan. 


Reflexiona 


¿Por qué crees que Jesús relata la historia de la viuda y el juez? ¿Por qué finaliza dicho pasaje con la expresión «…cuando venga el Hijo del hombre hallará fe en la tierra?».


Responde 


¿Consideras que tu oración tiene la constancia y persistencia debidas? ¿Crees que deberías cambiar algo en tu hábito de oración? ¿Piensas que la perseverancia haría que tu oración fuera más efectiva? 

Escrituras

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Acerca de este Plan

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Agradecemos a American Bible Society y a El Centro Network por proporcionar este plan. Si desea conocer más sobre estas organizaciones, siga estos enlaces https://www.americanbible.org/ y https://elcentronetwork.com

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