Un Día a La VezMuestra

“Por lo tanto, no se preocupen por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:34 NVI).

Vivimos en un mundo que nos empuja a huir del silencio y buscar siempre compañía, ruido o distracciones. Sin embargo, la Biblia nos muestra un camino diferente: la solitud.

A diferencia de la soledad dolorosa, la solitud es una elección voluntaria de apartarnos para estar a solas con Dios, en paz, sin tristeza. Jesús mismo practicaba la solitud constantemente: en el desierto, al tomar decisiones, después de servir, e incluso antes de la cruz.

En la solitud dejamos de mirar el reloj, bajamos el volumen del ruido del mundo y recordamos nuestro propósito. Es como recalibrar un GPS espiritual, alineando nuestra vida a la dirección de Cristo.

Cuando estamos en soledad negativa creemos que Dios nos abandonó, pero en solitud descubrimos que lo que buscábamos afuera ya estaba dentro: Su presencia.

Reto del día
Busca hoy un momento de solitud. Puede ser en tu cuarto, mientras caminas, manejas o haces mercado. Apaga el ruido y habla con Dios como con un amigo cercano.

Oración
Señor, ayúdame a apartarme del ruido y encontrar espacios de solitud contigo. Que mi corazón aprenda a disfrutar tu compañía y a escuchar tu voz en secreto. Amén.