Grupos Pequeños: La Gestión Del LíderMuestra

Día 3: La Palabra en el grupo pequeño

Un grupo pequeño centrado en la Palabra es un grupo con propósito eterno. No se trata solamente de compartir experiencias o de generar comunidad —aunque ambas cosas son valiosas—, sino de poner a Cristo en el centro a través de las Escrituras. La Biblia no debe ser un agregado opcional en nuestras reuniones, sino la guía fundamental que da dirección, verdad y poder transformador.

Cuando la Palabra de Dios está presente y ocupa el lugar central, algo sucede en el ambiente: hay convicción, hay luz, hay alimento para el alma. El líder no necesita ser un teólogo, pero sí debe ser un facilitador sensible que ayude a su grupo a encontrarse con el mensaje eterno en las páginas de la Biblia. El enfoque no es la elocuencia, sino la fidelidad a lo que Dios ya ha dicho.

Uno de los errores más comunes en los grupos pequeños es convertir la lectura bíblica en un trámite formal o en un punto más del programa. Pero la Palabra no puede ser domesticada ni reducida a un texto inspirador. Ella es viva y eficaz, capaz de confrontar, consolar, guiar y renovar. Es necesario que cada sesión tenga un momento donde la Biblia sea leída, explicada y aplicada al corazón.

Cuando priorizamos la Palabra en nuestros encuentros, estamos enseñando a nuestra comunidad a escuchar a Dios. Cada pasaje leído es una oportunidad para que el Espíritu Santo hable. Por eso, el líder debe preparar cada reunión con oración, pidiendo dirección para qué texto abordar y cómo guiar al grupo en una reflexión profunda y contextual.

Además, debemos enseñar a los miembros del grupo a no ser oyentes pasivos, sino lectores activos. La Biblia cobra vida cuando es leída con expectativa, discutida con humildad y obedecida con valentía. Cada grupo pequeño puede ser una escuela de discipulado donde la Palabra forma el carácter de Cristo en cada corazón.

Aplicación práctica: Planifica tu próxima reunión partiendo de un pasaje bíblico. Ora durante la semana para que Dios te muestre cómo aplicarlo al grupo. Invita a los participantes a leerlo anticipadamente y venir listos para compartir qué les habló Dios.