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El silencio de Dios

¿Te gustan las pruebas? Estoy seguro de que la gran mayoría de personas responderían negativamente a esta pregunta. La realidad es que hay muy pocas personas que podrían responder sinceramente que disfrutan las pruebas. Interesantemente la Biblia dice en Santiago que deberíamos estar dichosos cuando pasamos por diversas pruebas.

¿Sabes, en mi experiencia, cuál ha sido la parte más difícil de pasar por cualquier tipo de prueba? El silencio de Dios. Déjame hacerte esta pregunta, ¿has experimentado alguna vez el silencio de Dios?

Hace tiempo, cuando me encontraba pasando por una temporada de prueba bastante dura en mi vida, y hablando con alguien más maduro en la fe quejándome que Dios pareciera no estar escuchando mis oraciones, esta persona me dijo: “Lo que pasa es que debes recordar que durante la prueba es cuando el maestro guarda silencio”.

Esas palabras me desafiaron profundamente por la verdad que encontré en ellas. Cuando lo comparamos con la enseñanza académica, mayormente el maestro está hablando y enseñando, contestando cualquier pregunta y guiando el aprendizaje, hasta que es tiempo de la prueba, donde se “prueba” si el alumno ha aprendido algo.

Lo que me llevó a reflexionar que cuando estamos pasando por pruebas esto significa que viene algo importante para nuestra vida. Es como el pueblo de Israel, al pasar la prueba del desierto ¡llegaría a la tierra prometida! Aunque sabemos que por su desobediencia esa prueba se extendió bastante.

Pero a dónde quiero llegar, es que cuando vemos la prueba como antesala de algo nuevo y hermoso en nuestra vida es que podemos enfrentar la prueba, así como el silencio de Dios con una actitud diferente. Aunque la realidad es que, aunque todos queremos avanzar de nivel, pocos quieren enfrentar la prueba.

Por eso es que esta oración de David, que encuentro en varios salmos, me parece tan desafiante e impactante. David en más de una ocasión le dijo a Dios en oración:

“Examíname, Señor y ¡ponme a prueba!” (Salmo 26:2).

¡Wow, te imaginas la valentía y confianza tan grande que requiere decirle a Dios examíname, ponme a prueba!

Y tú, ¿cuándo fue la última vez que pasaste por una prueba y cómo la enfrentaste?