Liberándote de la PornografíaMuestra

¡Una semana! ¡Viva tu perseverancia!

Mira cuánto has ido hacia delante. Sigues consolidando tu hábito de deporte ¡no te rindas, ahora es la clave para crear un hábito y no abandonarlo! Además, has hecho grandes avances en estos días… ¡Gracias a Dios!

Dale las gracias a Dios y párate ahora a pensar qué ha sido lo mejor de esta semana, lo más difícil y cómo te sientes. Cuando acabes sigue con el devocional.

Ayer vimos cómo gestionar las caídas, hoy quiero darte pautas para gestionar los días malos. Esos días te levantas y ya sabes que quieres consumir o que ese va a ser un día duro. Bien, eso es una advertencia para prepararnos como soldados ante la batalla. ¿Y qué hago?

Decírselo a tu ancla es lo primero: Hoy tengo un día difícil, ora por mí. Un mensaje sencillo y la Iglesia te apoyará en la oración.

Intensifica tu oración personal. Haz alabanza con alguna canción, congrégate o lo que suelas hacer para acercarte más a Dios.

Ponte barreras físicas: no vayas al baño con el móvil, deja éste fuera de la habitación cuando te vayas a dormir, evita estar a solas con pantallas al máximo, si tienes que usarlas que sea en sitios donde otras personas te ven… Vas a tener una batalla mental en donde te vas a intentar convencer a ti mismo de que no pasa nada, porque en el fondo te sientes débil y quieres que pase. ¡No te traiciones a ti mismo!

Lee tu carta: Quizá necesitas motivarte de nuevo así que leerla te ayudará mucho.

Busca alternativas: Tu cerebro tiene mono. Tú estás triste, ansioso, estresado, cansado, aburrido, te sientes solo, has discutido con alguien, te han puesto una mala calificación o has experimentado un fracaso de cualquier tipo. Cuando esto pase busca una alternativa, qué te puede ayudar a sentirte mejor o regular tus emociones, aquí te dejo unos cuantos ejemplos pero piensa en los tuyos: Queda con un amigo, haz un puzle, cocina algo, ve a correr, llama a tus padres o haz un plan con ellos, haz unas cuantas respiraciones profundas, ve a la iglesia, queda para una pachanga, lee un libro apropiado, haz una manualidad, ordena tu armario, revisa fotos antiguas u ordénalas, deshazte de cosas que no quieras, juega a un juego de mesa, aprende algo nuevo interesante, ponte música, escucha un podcast, haz algo de bricolaje, toca un instrumento, escribe un diario, cose…

¡Y aquí tienes tu tarea de hoy! (Pensabas que te librabas, pero no, aquí siempre trabajamos).

Quiero que pongas por escrito tus alternativas a consumir y déjalas donde está tu carta o en la mesilla de noche. Un sitio al que puedas acceder rápidamente. Además, escríbete algo al principio que motive a tu yo del futuro a pelear. A la hora de escoger alternativas piensa en qué cosas te hacen caer. Por ejemplo, si es que laboral o académicamente experimentas un fracaso, aprende algo nuevo, estudia, cuéntaselo a un amigo o haz deporte. Si te sientes solo entonces queda con alguien o haz un rato de oración. Si has discutido con tus padres o con alguien a quien quieres escribe cómo te sientes. Si te aburres ordena tu casa o tu cuarto, aprende algo nuevo, toca un instrumento o cocina algo. Si estás estresado o ansioso párate, haz cinco respiraciones profundas y toma conciencia del momento presente (tu entorno, la luz, la temperatura, los sonidos… ¡sólo el presente se santifica!).

Me encanta cuando Pablo nos anima a vestirnos con la armadura de Dios. Pedro nos dice que el demonio ronda como león rugiente buscando a quién devorar y Pablo, por su parte, nos anima a prepararnos. Somos soldados de Cristo, debemos revestirnos de su armadura y prepararnos para presentar batalla con valor. Lee el texto de Efesios y escucha qué te dice el Espíritu al respecto. Después, puedes poner por escrito lo que consideres necesario para ayudar a tu yo del futuro.