¡Alegría a tu mundo! Una cuenta atrás para NavidadMuestra

Puede que ya hayas escuchado la historia de la Navidad miles de veces, pero ¿tú te la crees? ¿La has abrazado como una realidad y verdad? ¿O la has llenado con la fantasía navideña de sacos mágicos de juguetes y elfos? La verdadera historia de la Navidad, la que he escogido tejer como una verdad en el manto de mi vida, es la de una una joven cualquiera no cualificada. Dios escogió ponerse en el vientre de ella y así tú y yo, un día, podríamos llevar su presencia dentro de nuestras vidas también. Dios, el Padre, el Creador del Universo, el hacedor de todo lo glorioso y lo milagroso, nos escogió a ti y a mí como el vehículo por el que nuestra generación recibiría sus más grandes dones. Es un milagro que nosotros hayamos sido llamados para mostrar a Jesús al mundo en el que vivimos. El mundo sólo experimentará el gozo de su nacimiento en la medida en que yo muestre alegría. El mundo sólo podrá disfrutar la paz de su venida en la medida que yo revele su paz. El mundo sólo conocerá la esperanza de la Navidad cuando yo responda al dolor y a la decepción como un creyente con esperanza. El mundo verá la Luz del mundo cuando yo permita que mi vida sea un faro encendido a la humanidad. La Navidad no era sobre María, o José, o Elisabet, o Zacarías.... o los pastores y los Reyes Magos. ¡La Navidad se trata de ti! Se trata de que estés listo en este tiempo de la historia para revelar la presencia y amor de nuestro Salvador. Tú eres el regalo que hoy Dios ha escogido para darle al mundo. Tu generación está desesperada por la gloria de un Salvador. Sin ti, puede que nunca conozcan su nombre ni el propósito de su venida. Mientras piensas en los propósitos de Año Nuevo y los planes para los próximos 365 días, ¿volverás a comprometerte para que Dios te use? ¿Decidirás el día de Navidad permitirle a Dios que use tu vida como un pesebre sobre el que el Salvador del mundo pueda ser hallado? ¡Gozo! ¡Para tu mundo! Jesús ha nacido en ti. Dios está buscando creyentes que sean suficientemente valientes y alegres para abrazar el milagro de la Navidad, no solo un día al año, sino cada día de cada estación.