¡Alegría a tu mundo! Una cuenta atrás para NavidadMuestra

Los Magos especializados en astronomía, que es el estudio de las estrellas. Estos hombres cultos y estudiosos no eran judíos, eran astrólogos paganos provenientes de Oriente. Hoy le llamaríamos a estos sabios «adivinos». Probablemente son el tipo de personas de los que tú y yo nos mantendríamos alejados hoy en día. Quizás, en el siglo XXI, los llamaríamos «humanistas», «el lado izquierdo de la academia», «bichos raros»... Estos Magos vinieron al rey Herodes preguntándole dónde podrían encontrar al nuevo rey, porque su principal plan era adorar al que había nacido Rey de los Judíos. El rey Herodes se perturbó ante esta noticia y reunió a los escribas y sacerdotes para averiguar dónde iba a nacer el Mesías. Estos eruditos, principales de la iglesia en esos tiempos, le citaron al rey Herodes una palabra profética de Miqueas que confirmaba que el gobernante enviado del cielo nacería en Belén. El rey Herodes entonces llamó a los Magos para reunirse con ellos otra vez y enviarlos a Belén, diciéndoles que le hicieran saber dónde se encontraba el Mesías porque él también quería ir y adorar al nuevo Rey recién nacido. ¿Iba el rey Herodes a adorar a Jesús? ¡Para nada! ¡El rey Herodes estaba conspirando para asesinar al bebé que había venido a traer paz a la tierra! La adoración del rey Herodes era un simple culto de labios para afuera. En su corazón no se hallaba la intención de adorar al niño Jesús, ni siquiera cuando salió de su boca la mentira destinada a manipular los planes de los Magos. ¿Cuál es tu plan para esta Navidad? ¿Tan solo le darás tu adoración de labios para afuera? ¿Lo llamarás Señor mientras actúas de una manera diferente? La Navidad es una época en la que los motivos de nuestros corazones se ponen al descubierto. ¿Lo adorarás solo con tu boca... o se unirán tu corazón y tu vida en la suprema alabanza que Él se merece? Solo tú puedes determinar este tipo de adoración. Puedes escoger si adorarlo solo con un servicio de labios o traerle a Jesús, el niño del pesebre, la adoración que es acompañada con una vida de acciones amorosas. ¡Oh, ven! ¡Vamos a adorarle!