JESÚS PERDONANDO HASTA EL FINAL

Incluso en su agonía, una de las mayores preocupaciones de Jesús era el perdón de aquellos que se consideraban entre sus enemigos.

Pidió a su Padre que perdonara. Que perdonara a a aquel ladrón a su lado que se burlaba de Él. Pidió al Padre que perdonara a los soldados que se habían burlado de Él, lo habían escupido, lo golpearon, le pusieron una corona de espinas y lo clavaron en la cruz.

Es fácil malinterpretar este versículo y pensar que Jesús estaba automáticamente perdonando a todos. Es importante que tengamos en cuenta que la oración de Jesús “Padre perdónalos”, no significa que todos hayan sido perdonados, sin que ninguno de ellos mostrase arrepentimiento ni fe.

La oración de Jesús muestra que Jesús tenía compasión de todos ellos y que el deseo profundo de su corazón era que el sacrificio que en ese mismo momento Él estaba haciendo pudiera ser efectivo en sus vidas. El perdón fue, de hecho, la razón por la que estaba en la cruz.

Las palabras “Padre perdónalos” muestran el corazón misericordioso de Dios.

Jesús oró “Padre perdónalos“ porque estaba cumpliendo la profecía del Antiguo Testamento de Isaías 53:12

”Llevó el pecado de muchos, intercedió por los transgresores”.

Desde la cruz, Jesús intercedió por los pecadores. Allí, sufriendo una muerte cruel y humillante, Jesús usó unas de sus últimas palabras para mostrar que estaba preocupado por la salvación de aquellos que no solo le daban la espalda, sino que le maltrataban.

Hoy, resucitado y glorificado, Jesús sigue siendo “el único mediador entre Dios y la humanidad”, como vemos en 1 Timoteo 2:5.

Jesús oró “Padre perdónalos”, porque estaba poniendo en práctica el principio que había enseñado:

”Amar a vuestros enemigos y orar por los que os persiguen”.

El amor de Jesús es un amor radical. Gandhi decía que Jesús es la cumbre de la pirámide de la moral, y en la cúspide se encuentra su propuesta más radical: amar a los enemigos. Efectivamente, Jesús amó a sus enemigos hasta el fin.

Al orar “Padre perdónalos”, Jesús reveló su infinita misericordia. Todavía los amaba y los perdonaría si tan solo se humillaran y se arrepintieran.

De hecho, su oración fue respondida en la vida de muchas personas. Como por ejemplo, el centurión romano al pie de la cruz. Al ver como murió, exclamó: “¡Ciertamente este hombre era el hijo de Dios!”.

Uno de los ladrones crucificados con Jesús también tuvo fe en Jesús, quien le prometió el paraíso.

En la cruz, Jesús proporcionó perdón a todos aquellos que alguna vez creyeron en Él. Jesús, en la cruz, paga la deuda increíblemente grande que teníamos con Él por la traición de vivir a nuestra manera. Jesús, en la cruz, otorgó perdón por los pecados a todos aquellos que se arrepienten y creen en Él. Paga por los pecados pasados, presentes y futuros.

Cuando nacemos de nuevo, nosotros también nos convertimos en una respuesta a la oración de Jesús: “Padre perdónalos”

Pasos de fe

Agradece el perdón que Jesús te da a través de su muerte en la cruz.

Si aún no has hecho tuyo ese perdón, ora en arrepentimiento, pidiendo perdón por vivir una vida alejado de Dios, y cree en fe que lo que Jesús hizo en la cruz te da ese perdón.

Necesitamos amar y perdonar de una manera radical, como hizo Jesús, incluso a aquellos que nos han dejado las mayores cicatrices. Perdonar no es fácil, porque conlleva pagar una deuda por el daño hecho. Perdonar no es fácil porque hay heridas abiertas, y quizás la otra persona nunca te llegue a pedir perdón. Y no pretendo que pienses que el perdón es algo de un momento, y queda solucionado. El perdón conlleva un proceso y puede ser a veces un proceso largo. Pero sí creo firmemente que cuando vemos el perdón de Jesús derramado en nuestras vidas, esto debe generar una respuesta en nosotros, y debe movernos hacia el perdón, aunque sea el comienzo de un proceso.