El hábito de la gratitudMuestra

Tengo una hija maravillosa de tres años. Ella dice cosas divertidas y cosas dulces, y también cosas atrevidas. Se siente como si cada semana aprendiera nuevas habilidades, oraciones y comportamientos. Algunas palabras surgieron naturalmente: mío, ahora, y quiero. Otros tomaron más trabajo. Palabras como por favor y gracias necesitan ser alentadas y reforzadas.

Esta es la naturaleza humana (caída). Los adultos caen presas al igual que los niños. Nos sentimos con derecho y repartimos pedidos. Nadie tiene que enseñarnos a murmurar o a criticar; viene naturalmente. Nuestro estómago gruñe cuando tiene hambre y nuestro corazón gruñe cuando está decepcionado. Inculcar gratitud requiere trabajo. Mi hija necesita que le recuerden que debe decir: "Gracias", y yo también. Necesitamos luchar contra los deseos egoístas dentro de nosotros y las formas en que surgen de nosotros a través de nuestras palabras y comportamientos.

El Salmo 33 proporciona un estímulo para comunicar la acción de gracias. El salmista nos dice que la alabanza y la acción de gracias son apropiadas para el pueblo de Dios. Dar gracias al Señor es apropiado debido a quién es Él y lo que ha hecho.

La alabanza tiene sentido porque Dios es fiel, justo, recto y amoroso (33:4–5). El Salmo 33 brinda la razón para la acción de gracias al guiarnos a través de otro mural de la historia de Dios, comenzando con la creación (33: 4-9) y avanzando hacia la providencia de Dios a medida que los reinos se levantan o caen (33: 10-19).

El Salmo comunica la gloria de Dios como un llamado a alabarle y agradecerle. Es un llamado a ser movidos a la adoración por lo que creemos acerca de Dios. Si crees que Dios es Creador y Rey sobre todas las cosas, y si crees que Él es tu ayuda y tu escudo, estas importantes verdades deberían conducirte a la acción de gracias y la confianza.

La acción de gracias puede comenzar como un asunto interno cuando te sientes agradecido, pero debe moverse de adentro hacia afuera cuando das las gracias. Cuanto más vemos a Dios y notamos cómo Él está obrando, más razones tenemos para dar gracias. Todos los días hay misericordias y bendiciones alimentando un “cántico nuevo” de acción de gracias.

Ver a Dios debe conducir a adorarlo en acción de gracias. Hay muchas maneras en que podemos hacer esto: cantar, orar, testificar, contar historias, conversar y escribirlo, por nombrar algunas.

Estas diversas formas de expresar el agradecimiento no solo permiten que aflore la gratitud, sino que también ayudan a desarrollarla donde falta. Al igual que mi hija aprende el valor de la acción de gracias y crece en gratitud verbalizando su “Gracias”, entrenamos nuestra boca y nuestro corazón para buscar la acción de gracias al decirlo. Las palabras no solo formulan lo que sentimos, sino que a veces, al escribirlas o decirlas, “cultivan el sentimiento”. Elegir decir gracias nos hace considerar por qué estamos agradecidos, lo que aumenta nuestra gratitud.

Comienza hoy. Encuentre maneras de decirle a Dios gracias. Luego diles a los demás por lo que estás agradecido. No te conformes con un vago sentimiento de gratitud. Aliméntalo enfocándote en las razones específicas por las que estás agradecido y dando gracias a Dios.