Digno: libérate de las mentiras de inutilidadMuestra

La oración como arma
Convertirse en alguien que se ve a sí mismo valioso no es fácil. Eso es porque recalibrar tu cerebro desde pensamientos de inutilidad a pensamientos de dignidad puede ser una ardua tarea. Es, sobre todo, una tarea de consistencia. Recuerda, hicieron falta varios acontecimientos, comportamientos o pensamientos constantes en el pasado para llevarte a la creencia de que eras inútil. Es lógico que un trabajo consistente sea un elemento importante en tu creencia de que eres valioso.
La oración es una manera de cambiar tu comportamiento. Como muchos que luchan contra la inutilidad, estás familiarizado con la voz acusatoria que empieza atacándote temprano por la mañana. La oración es preventiva. Es una forma de reconocer que eres valioso.
Una de las armas más poderosas que tienes para luchar contra el espíritu de inutilidad es orar a primera hora de la mañana y persistir durante el día. Si necesitas ayuda, utiliza la guía del Padre Nuestro (Mateo 6:9-13) o pronuncia versículos de vida y confianza sobre ti mismo. Declara afirmaciones de la Palabra de Dios regularmente. No te olvides de pedirle a Jesús durante tu tiempo de oración que te ayude a recibir y caminar con dignidad. Tu oración puede ayudarte a reconocer como te ve Él a diario.
Aquellos que luchan contra la inutilidad tienen una batalla diaria, especialmente de los primeros treinta a noventa días, que es el período más complejo de la renovación de nuestra mente. Así que, asegúrate de conectarte con Jesús. Cada día que sabes y crees que eres valioso es un milagro para agradecerle a Jesús personalmente.
Es esencial empezar y terminar el día en un espacio espiritual. La recuperación de la inutilidad es espiritual en su naturaleza. Ya que naciste como espíritu, alma y cuerpo, es esencial involucrar a tu espíritu en este viaje de aceptación de tu valor espiritual en tu vida.
Acerca de este Plan

Si mentiras de inutilidad se han introducido en tu alma, la misma raíz de ese sentimiento puede afectar a otras áreas de tu vida. A medida que comprendas tu posición de dignidad en Cristo, podrás ir inspirando a otros a ser libres y a sentir su valor. Esta batalla no solo merece la pena lucharla por ti y por aquellos a quienes amas, ¡también vale la pena ganarla!
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