Gente imperfecta en la Biblia Muestra

Pablo

El apóstol Pablo, antiguamente llamado Saulo, era un judío y fariseo celoso. Su deseo era deshacerse del cristianismo. En lugar de eso, Jesús se le aparece en el camino a Damasco. Este evento lo transformó y se convirtió en el amado apóstol que llamamos Pablo.

Pablo era apasionado sobre la gracia que había experimentado de Jesús. Tanto así que trajo a la luz temas difíciles y no se alejó de la controversia. Jugó un rol crucial en la extensión del evangelio de Jesucristo entre los gentiles. Fundó muchas iglesias y escribió 13 de 27 libros que componen el Nuevo Testamento.

Aquí hay dos aportes de la vida de Pablo:

Dios no Desperdicia Nada

Pablo era un judío devoto y muy inteligente. Sabía su religión al derecho y al revés. Venía de la línea familiar correcta, hacía todas las cosas correctas, y vivía una vida "sin defecto" en cuanto a la ley. Y en sus palabras, "Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo" (Filipenses 3:7). Todo lo que sabía le ayudó a enseñar a otros que nada de eso importaba—solo conocer a Jesús importaba.

Pablo se Involucró Totalmente

Desde el momento de la conversión de Pablo cuando estuvo ciego temporalmente en el Camino a Damasco, puso todo su interés en aprender sobre Jesús. Las cartas que escribió a las iglesias que él inició—Corintios, Efesios, Filipenses, Colosenses—están llenas de su pasión y deseo de que la gente aceptase el mensaje del evangelio. No era un seguidor mediocre de Jesús que se confiara en su crianza casi perfecta. No, rindió todo y comenzó una vida nueva sirviendo al Salvador Resucitado a quien una vez ridiculizó y de quien se mofó.

Antes de Cristo intervenir en la vida de Pablo, él hizo cosas horrendas, pero una vez que Jesús lo salvó y lo llamó al servicio para hacer el evangelio relevante y disponible para todos, su influencia literalmente cambió el mundo.