Devocional de Andrew MurrayMuestra

LA CRUZ DE CRISTO

La cruz de Cristo es su mayor gloria. Debido a que Él se humilló a sí mismo hasta la muerte en la cruz, Dios lo ha exaltado grandemente. (Véase Filipenses 2:8–9.) La cruz fue el poder que conquistó a Satanás y al pecado.

El cristiano comparte con Cristo en la cruz. Cristo crucificado vive en él a través del Espíritu Santo, y el espíritu de la cruz lo inspira. Él vive como alguien que ha muerto con Cristo. Al darse cuenta del poder de la crucifixión de Cristo, vive como alguien que ha muerto al mundo y al pecado, y el poder se convierte en una realidad en su vida. Es como El Crucificado que Cristo vive en él.

Nuestro Señor dijo a sus discípulos: "Toma [your] cruz, y sígueme" (Mateo 16:24). ¿Entendieron esto? Habían visto a hombres cargando una cruz, y sabían que significaba una muerte dolorosa. Toda su vida, Cristo llevó su cruz, la sentencia de muerte de que moriría por el mundo. Del mismo modo, cada cristiano debe llevar su cruz, reconocer que es digno de muerte y creer que está crucificado con Cristo y que El Crucificado vive en él. "Nuestro viejo hombre es crucificado con él" (Romanos 6:6). "Y los que son de Cristo han crucificado la carne con afectos y lujurias" (Gálatas 5:24). Cuando hayamos aceptado esta vida de cruz, podremos decir con Pablo: "Pero Dios no quiera que me glorie, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gálatas 6:14).

Esta es una profunda verdad espiritual. Piensa y ora sobre ello, y el Espíritu Santo te enseñará. Deja que el carácter de Cristo en la cruz, Su humildad, Su sacrificio a todo honor del mundo, Su espíritu de abnegación, tomen posesión de ti. El poder de Su muerte obrará en ti, llegarás a ser como Él en Su muerte, y "lo conocerás, y el poder de Su resurrección" (Filipenses 3:10). Tómese el tiempo, querido lector, para que Cristo, a través de su Espíritu, se revele como El Crucificado.