No Abandonado: Encontrando Libertad como Hijos e Hijas de un Padre PerfectoMuestra

Día 5: 

Imagina una clásica barbacoa de verano en un patio. ¿Puedes oler las hamburguesas, las salchichas y las costillitas en la parrilla? Tal vez termine la noche con un clásico asado de nubes sobre las llamas de un fuego.

Ahora imagina que solo tienes un problema menor… ¡no tienes dientes! Te perderás los manjares a la brasa porque no has madurado hasta llegar a un lugar donde tengas lo necesario para disfrutarlos.

¡Nuestras vidas espirituales pueden ser así! Podemos estancarnos y perder oportunidades porque no hemos madurado.

Ves, Dios no solo nos baña con la bendición de un Padre, sino que nos invita a crecer modelando nuestras vidas detrás de Él. Con nuestra nueva identidad y ADN espiritual, estamos llamados a crecer para ser como nuestro Padre Celestial. Como dice Efesios 5: 1: "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados".

Estamos invitados y llamados a ser como nuestro Padre. Lo admiramos y nos damos cuenta de cómo hace las cosas, la forma en que habla, se mueve y responde. Ponemos nuestros pies en Sus pasos.

Lo increíble es que Dios no nos ha dejado a nosotros mismos para averiguar qué hacer; Él nos da el poder de Su Espíritu Santo para liderarnos y guiarnos. Como un padre perfecto, Dios participa en nuestras vidas. Él nos dice a ti y a mí: "Oye, déjame mostrarte cómo hacerlo".

Aquí hay tres puntos en los que pensar, y hacia los que aspirar, a medida que lo imitemos y así ganemos la madurez espiritual.

1. Despertar: a quienes somos y de quienes somos. Como dice el himno del culto popular, ya no somos esclavos... del abandono, el miedo, la indignidad, la inseguridad, el abuso, la adicción, el temor, la comparación o la soledad… ¡somos hijos de Dios!

2. Aceptar: las implicaciones de nuestra nueva composición genética. Nos deshacemos del pecado y las viejas formas de vida y corremos hacia las cosas nuevas y buenas que Dios nos está pidiendo que hagamos.

3. Adoptar: el comportamiento y el carácter de Dios. Estudia cómo Dios se mueve y obra. Devora Su Palabra. Habla con Él. Emula el patrón de Sus caminos.

Has sido adoptado por un Padre perfecto y amoroso. ¡Ahora, sé como Papá!