Preparando nuestros corazones para la Pascua: un devocional de CuaresmaMuestra

«Día 3: la oscuridad»
Génesis 15 presenta uno de los episodios más notables, además de macabros, en la vida de Abraham.
Para un nómada la promesa de una tierra propia habría sido tan reconfortante como difícil de creer, así que es natural que Abraham respondiera a la promesa de Dios («Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra», v. 7) con una petición de seguridad («¿En qué conoceré que la he de heredar?», v. 8). Lo sorprendente no es la petición, sino la señal que Dios provee:
los animales son llevados ante Dios, divididos en dos y luego vestidos delante de él. El escritor deja claro que al ponerse el sol, Abram no solo se duerme, sino que experimenta una «oscuridad terrible y grande». En la espesa oscuridad, un horno humeante y una antorcha humeante pasan entre los animales divididos y el episodio termina con esta declaración: «En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram» (v. 18).
¿Qué está pasando? En el Antiguo Oriente Próximo, cuando dos personas establecían un pacto, este solía representarse con un sacrificio o alguna otra promulgación del castigo que recaería sobre aquel que no cumpliera con su parte del trato. Esto significaba que ambas personas estaban dispuestas a honrar el acuerdo a costa de sus vidas: su destino sería el mismo que el de los animales. En la oscuridad Abraham vio cómo Dios (representado como un horno de fuego y una antorcha) pasaba por en medio de los animales divididos, ¡aunque no estaba obligado a hacerlo!
Los escritores de los evangelios señalan que cuando Jesús murió, la oscuridad cayó sobre la tierra y en ese momento vemos el sacrificio que Dios hizo para honrar sus promesas a nosotros. Es un recordatorio de que fue a la tumba para darnos los cielos, se alejó para darnos un hogar y experimentó la profunda oscuridad para llevarnos a la luz. De hecho, esta visión es lo que consoló el temor de Abraham en Génesis 15:1 («No temas, Abram; yo soy tu escudo»). ¿Es este tu mismo consuelo?
Oración
Padre, recuérdame que gracias a que Jesús experimentó la oscuridad, me has mostrado tu luz; gracias a que experimentó alienación, me has prometido un hogar; gracias a que experimentó la tumba, me has dado los cielos. Ayúdame a no tener miedo porque tú eres mi escudo y mi gran recompensa. En el nombre de Cristo, amén.
Copyright © 2012, Iglesia Presbiteriana del Redentor.
Génesis 15 presenta uno de los episodios más notables, además de macabros, en la vida de Abraham.
Para un nómada la promesa de una tierra propia habría sido tan reconfortante como difícil de creer, así que es natural que Abraham respondiera a la promesa de Dios («Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra», v. 7) con una petición de seguridad («¿En qué conoceré que la he de heredar?», v. 8). Lo sorprendente no es la petición, sino la señal que Dios provee:
los animales son llevados ante Dios, divididos en dos y luego vestidos delante de él. El escritor deja claro que al ponerse el sol, Abram no solo se duerme, sino que experimenta una «oscuridad terrible y grande». En la espesa oscuridad, un horno humeante y una antorcha humeante pasan entre los animales divididos y el episodio termina con esta declaración: «En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram» (v. 18).
¿Qué está pasando? En el Antiguo Oriente Próximo, cuando dos personas establecían un pacto, este solía representarse con un sacrificio o alguna otra promulgación del castigo que recaería sobre aquel que no cumpliera con su parte del trato. Esto significaba que ambas personas estaban dispuestas a honrar el acuerdo a costa de sus vidas: su destino sería el mismo que el de los animales. En la oscuridad Abraham vio cómo Dios (representado como un horno de fuego y una antorcha) pasaba por en medio de los animales divididos, ¡aunque no estaba obligado a hacerlo!
Los escritores de los evangelios señalan que cuando Jesús murió, la oscuridad cayó sobre la tierra y en ese momento vemos el sacrificio que Dios hizo para honrar sus promesas a nosotros. Es un recordatorio de que fue a la tumba para darnos los cielos, se alejó para darnos un hogar y experimentó la profunda oscuridad para llevarnos a la luz. De hecho, esta visión es lo que consoló el temor de Abraham en Génesis 15:1 («No temas, Abram; yo soy tu escudo»). ¿Es este tu mismo consuelo?
Oración
Padre, recuérdame que gracias a que Jesús experimentó la oscuridad, me has mostrado tu luz; gracias a que experimentó alienación, me has prometido un hogar; gracias a que experimentó la tumba, me has dado los cielos. Ayúdame a no tener miedo porque tú eres mi escudo y mi gran recompensa. En el nombre de Cristo, amén.
Copyright © 2012, Iglesia Presbiteriana del Redentor.
Escritura
Acerca de este Plan

¿Qué es la Cuaresma? Es un tiempo en el cual anticipamos la victoria de la luz y la vida de Cristo sobre las tinieblas del pecado y la muerte. Conforme vamos avanzando desde el Miércoles de Ceniza hasta la Pascua, nos recuerda la realidad de nuestra fragilidad y la gracia redentora de Dios.
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Este devocional fue creado por el personal de la Iglesia Presbiteriana del Redentor y fue originalmente publicado en www.redeemer.com en 2012. Usado con permiso.