Jesús nacióMuestra

Su amor triunfó

Su luz brilló,

Su amor triunfó.

Nuestra mente limitada difícilmente entendía que la muerte de Cristo traería la victoria. Sin muerte no habría resurrección, derrota del enemigo ni sacrificio perfecto. Sin ella, Jesús no hubiera manifestado su poder como Hijo de Dios ni habría cargado nuestro pecado ni derramado su sangre. ¡Era necesaria para el triunfo de su amor! Fue el sello que comenzó con su nacimiento. El poder que levantó al Mesías de los muertos transformó el temor en alegría. Sin embargo, nada de eso era posible sin amor. Pero no cualquier amor, sino el amor generoso, pleno y sacrificial; el que llevó a Jesús a dejar su comodidad y hacerse hombre, en lugar de aparecer con su ejército de ángeles como esperaban los judíos. Ese precioso Rey tuvo una existencia triunfal naciendo en un establo, montando un asno y siendo clavado en una cruz. Aunque lo consideraban derrotado, venció a la muerte y al enemigo. Lo expuso públicamente y le quitó los argumentos en nuestra contra. Venció a la tentación y al pecado, sometió su humanidad y se levantó poderoso. Nos hizo más que vencedores para que disfrutemos y vivamos siendo luz. Si donde estamos hay oscuridad, necesitamos evidenciar a Cristo. Es tiempo de gozarnos en lo que hizo. ¡Celebremos su venida!