Jesús nacióMuestra

Eres mi Rey, Jesucristo

Su amor triunfó;

Por la eternidad solo a Ti adoraré.

Ante Ti me postraré;

Tú eres mi Rey.

Cristo está sentado a la diestra del Padre en los lugares celestiales después de su obra en la tierra. El consumado es de la cruz fue la garantía de un trabajo bien hecho. Ahora, el Padre ha puesto todo bajo sus pies, el Rey de reyes tomó la autoridad y es tiempo de alegrarnos y reconocerlo como tal. Admitamos su poder y magnificencia en esta Navidad que nos recuerda su vida y lo que hizo por nosotros. Los sabios de oriente lo hicieron; aceptaron que el esperado Redentor de los judíos nació y su reinado es real, poderoso y eterno. ¡Adorémosle siempre! Alabanza y gratitud ante tanta bondad. Dios es amor y su esencia se manifiesta en su Hijo: generosidad, fidelidad a su Palabra y misericordia. En Jesús, el amor del Señor se hizo presente. ¡Eres mi Salvador, Cristo, te adoro y me postro solo ante Ti, pues no hay nadie como Tú y tu inigualable entrega! Un Rey y un trono espiritual eterno. Nos hizo sus hermanos, herederos y coherederos; nos entregó su Reino y espera que lo disfrutemos y manifestemos cada día. Nos sentó a su lado en los lugares celestiales y nos capacitó, nos dio su naturaleza y nos hizo parte de su cuerpo.