Fe y teología: Preguntas y respuestas del Dr. John MacArthurMuestra

¿Cómo mantenemos la paz de Dios en nuestras vidas?

Pablo nos dice: “por nada estéis afanosos” (Fil. 4:6). La inquietud y la preocupación indican una falta de confianza en la sabiduría, la soberanía o el poder de Dios. Deleitarse en el Señor y meditar en su Palabra son un gran antídoto contra la ansiedad (Sal. 1:2). “Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”: todas las dificultades están dentro de los propósitos de Dios. La gratitud a Dios acompaña toda oración verdadera.

“Y la paz de Dios” (v. 7): se promete calma o tranquilidad interior al creyente que tiene una actitud agradecida basada en una confianza inquebrantable en que Dios es capaz y está dispuesto a hacer lo mejor para Sus hijos (Rom. 8:28). “Que sobrepasa todo entendimiento”: esto se refiere al origen divino de la paz. Trasciende la percepción, el intelecto y el análisis humano. “Guardará”: es un término militar que significa “vigilar”. La paz de Dios protege a los creyentes de la ansiedad, la duda, el miedo y la angustia. “Vuestros corazones y vuestros pensamientos”: Pablo no estaba haciendo una distinción entre los dos, estaba dando una declaración integral refiriéndose a la persona interior en su totalidad. Debido a la unión del creyente con Cristo, Él guarda su ser interior con Su paz.

Y los creyentes deben pensar en lo que es verdadero (v. 8), lo que se encuentra en Dios (2 Tim. 2:25), en Cristo (Ef. 4:20, 21), en el Espíritu Santo (Juan 16:13) y en la Palabra de Dios (Juan 17:17). Deben pensar en lo que es “digno de alabanza”, en todo lo que es digno de asombro y adoración, es decir, lo sagrado en oposición a lo profano. El creyente debe pensar en armonía con la norma divina de santidad de Dios y en lo que es moralmente limpio e inmaculado. Los creyentes deben centrarse en todo lo que es hermoso, “agradable” o “amable” y en aquello que es muy apreciado o de lo que se tiene buena opinión. Si siguen la verdad de Dios proclamada, junto con el ejemplo de esa verdad vivida por Pablo antes que ellos, “el Dios de paz estará con [ellos]” (v. 9). Dios es paz (Rom. 16:20; Ef. 2:14), hace la paz con los pecadores por medio de Cristo (2 Cor. 5:18-20) y da perfecta paz en los problemas (v. 7).