El Reino Desciende: Un Estudio en Danielنموونە

Una fiesta en el 539 a.C. A lo largo de la Biblia, Dios tiene celebraciones y festivales, cuando las personas deben tomarse un día libre, reunirse, comer algo, beber algo, organizar una fiesta, celebrar y regocijarse en Su Reino. En este capítulo, Belsasar tiene una falsificación de estás fiestas. Se están juntando para hacer lo que es abominable ante los ojos de Dios. Su abuelo es Nabucodonosor, que fue un poderoso rey y guerrero y fue un algo prominente en la historia hasta el capítulo cuatro. El padre de Belsasar, Nabonido, era rey, pero su padre no estaba, por lo que este joven asume el trono. Papá no está, así que el niño rico mimado organiza una gran fiesta de borrachos en su casa. Los comentaristas estiman que había más de quince mil personas en la fiesta. Es una gran fiesta. Están sucediendo dos cosas: desviación sexual con concubinas y consumo de alcohol de las copas sagradas de Dios robadas del templo. Ambos son actos vergonzosos, y Dios no lo tolera, por lo que aparece escribiendo algo en la pared. Solo aparece un dedo, no un hombre completo. Imagina eso. Es la forma en que Dios dice: “Esto no es pesado ni difícil para mí”. Dios usa Su dedo en Éxodo 8 para acabar con toda la nación de Egipto. En Éxodo 31, también, Dios aparece y escribe los 10 Mandamientos con Su dedo. Ahora este tipo probablemente esté pensando: “¿cuánto he bebido?; creo que ya no estoy en todos mis sentidos”, pero luego mira a su alrededor y todos están viendo lo mismo. La fiesta se detuvo, el DJ dejó de tocar, el baile terminó y todos estaban preocupados. Una vez más, al igual que las generaciones anteriores a él, Belsasar llama a los “sabios”, pero su abuela también se entera. Ella es la reina, y viene y le sugiere que traiga a Daniel. Y aquí se refieren a él por su nombre dado por Dios, porque no importa qué nombre le hayan dado en Babilonia, él no lo acepta; él sabe quién es por su identidad y su relación con Dios. No importa cómo te llamen los demás. Si Dios dice que eres amado, eres amado. Si Dios dice que estás perdonado, estás perdonado. Si Dios dice que estás limpio, estás limpio. Si Dios dice que eres salvo, eres salvo. Así es como él puede soportar vivir en Babilonia. Ahora tiene 80 años, así que lleva mucho tiempo trabajando para el rey. Entonces Daniel responde y le dice al rey que no necesita su dinero, poder o fama. A veces la gente dará mucho dinero para que un líder, especialmente un líder religioso o uno espiritual, les diga lo que quieren oír, para que puedan justificar lo que Dios no justifica. Y lo que Daniel está diciendo es: “No estoy en esto por el dinero, estoy en esto por el Señor, no estoy por un salario”. Es un profeta, no un político. Daniel lee la escritura literal en la pared, que es donde en realidad se origina esa frase: Mene, Mene, Tekel y Ufarsin. Daniel va directo a la interpretación. Mene: Dios ha contado su reino y le ha puesto fin. Se acabó. Tomó generaciones construir un imperio, le tomó minutos a Dios derribarlo. Tekel: ha sido pesado en la balanza y hallado falto de peso; Dios no está complacido con su vida. Peres: su reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas, dos fuerzas militares conjuntas que se unen contra un enemigo común. Esa misma noche, Belsasar fue asesinado. Ahora, podrías pensar que Dios está siendo muy sentencioso aquí, pero 150 años antes, a través del profeta Isaías en el capítulo 13, Dios dice que levantará a los medos contra los babilonios para derrocarlos. No me sorprende que al final Dios los juzgue, me sorprende que esperó 150 años. Belsasar sabía exactamente lo que le esperaba, pero no se arrepintió. Igual que su abuelo. Igual que su padre. ¿Encuentras más seguridad en tu posición, riqueza o influencia que en Dios? ¿Qué pecados has aprendido de tu familia y has continuado en tu propia vida?