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Libérame del odio a mí mismo: Culpa

La culpa es un gran motivador a corto plazo, ¿no le parece? Usted puede hacer que su esposo y sus hijos se sientan molestos y culpables; al comienzo puede incluso llenarse de energía mediante la vergüenza y el reproche.

Pero todo eso desaparece, y la deja peor. El uso constante de la culpa como un motivador, finalmente la deja (y también a su cónyuge e hijos) con una autoimagen fuertemente negativa: “nunca hago algo bien”. Tristemente, la motivación negativa se vuelve adictiva, e instintivamente acudimos al palo en lugar de la zanahoria.

Nadie puede detener la negatividad hacia otras personas hasta que no la aparte de su propio corazón. El mensaje principal de la Biblia es que Dios decidió amarla incondicional y libremente. Él le perdonó de antemano todos sus pecados, esperando inspirarla de esa manera a acoger su amor y decida cambiar su vida pecaminosa. “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana’” (Isaías 1:18).

Usted no tiene que liberarse de la culpa, Jesús ya lo hizo por usted. Ahora es libre para dejar de odiarse y es libre para hablarles paciente y bondadosamente a los demás.