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Floreciendo en Su GraciaMuestra

Floreciendo en Su Gracia

DÍA 3 DE 4

Agua viva

¿Crees que si regamos una flor con cloro todos los días, crecerá hermosa y su florecimiento permanecerá? Creo que no.

El cloro también es líquido, pero no todo lo que parece agua da vida. Así pasa con el alma: hay cosas que parecen llenar, pero en realidad resecan.

A veces bebemos únicamente de lo terrenal, pero por más que bebamos, seguimos con sed. Pero hay una sola fuente que realmente da vida. Jesús, nuestra agua viva.

“Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (SAN JUAN 4:13-14 RVR1960).

Jesús dijo estas palabras a una mujer junto a un pozo. Ella buscaba agua para su cuerpo, pero él le ofreció agua para su alma. Le habló de una fuente que no se agota, de una vida que florece desde adentro y que cuando bebemos del agua del mundo, el alma se marchita. Pero cuando bebemos de Jesús, la vida brota. Su presencia riega nuestro interior, sana raíces secas, y hace que florezca lo que parecía perdido. Él es quien transforma el desierto en jardín, y la sed en plenitud. Solo el agua viva de Cristo hace florecer lo que somos.

Cuando permanecemos cerca de esa fuente, nuestro corazón se vuelve como un jardín bien cuidado. No importa si el clima cambia o si el terreno se vuelve árido; quien permanece junto al río de Dios no deja de florecer.

Cuando permanecemos cerca de esa fuente de agua viva, floreceremos siempre para su gloria. Estaremos llenas de su plenitud, firmes y radiantes, como jardines cuidados por el amor de Dios.

Su agua no solo toca lo visible, sino que va hasta la raíz, limpia las heridas, suaviza lo endurecido.

“He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad" (ISAÍAS 43:19 RVR1960).

Eso es su promesa; donde solo había desierto, brotará vida. Donde solo veías ceniza, florecerá algo nuevo, pero necesitas beber de él, no solo de lo que el mundo ofrece.

Solo su presencia sacia, solo su palabra refresca, solo su amor puede volver fértil lo que estaba seco.

Él quiere ser tu fuente constante, no solo tu ayuda de vez en cuando y cada día que eliges venir a Él, aunque sea con un corazón cansado, Él te riega con misericordia y te recuerda: “Yo soy el agua viva que hace florecer incluso en el desierto"

Oración

Amado Jesús, gracias, porque en ti mi alma encuentra descanso. Te pido que me ayudes a permanecer cerca de ti, beber de tu palabra y florecer bajo tu cuidado y bajo el agua viva que salta para vida eterna. Que a partir de hoy pueda identificar y alejarme de esas aguas aparentemente buenas, pero que solo me han secado y alejado de ti. Enséñame a confiar cuando el terreno parezca árido, a recordar que incluso en el desierto Tú haces brotar ríos. Que mi vida sea un jardín que refleje tu gloria: lleno de fruto, esperanza y gratitud. Amén.

Acerca de este Plan

Floreciendo en Su Gracia

Florecer en su gracia te invita a mirar tu corazón como un jardín amado por Jesús. Él es el jardinero que riega, poda y da nueva vida… pero tú eres quien decide cuidar la tierra, arrancar la maleza y dejar que su gracia transforme. Florecer en su gracia es un trabajo en conjunto; Él hace lo imposible, tú haces lo intencional. Es tiempo de cuidar tu jardín interior. Es tiempo de florecer en su gracia.

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Nos gustaría agradecer a Un café con Jesús por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/_uncafeconjesus?igsh=MXV1ZW1oOWtwNm16dA==&utm_source=qr