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Floreciendo en Su GraciaMuestra

Floreciendo en Su Gracia

DÍA 1 DE 4

Cuando el jardín se marchita

Un 18 de febrero del 2023 recibí una noticia que hizo que mi jardín se marchitara. Fue de esos días donde el alma parece apagarse y el corazón se siente pesado. Sentí que todo lo que florecía dentro de mí se había detenido, que ya nada volvería a tener color, que la vida se había llenado de un silencio seco. En mi caso, fue la pérdida de un ser querido, tal vez para ti ha sido distinto: una traición, una decepción, un fracaso, un cambio inesperado, un adiós, o incluso el peso de tus propias expectativas o tal vez fue algo más sutil: una persona que apagó tu brillo, un ambiente que drenó tu fe, una etapa en la que poco a poco dejaste de cuidar de ti, de tu relación con Dios o de tu corazón. Y sin darte cuenta, te fuiste marchitando.

A veces lo que nos marchita no es solo lo que nos duele, sino lo que nos desconecta del Jardinero fiel: su voz, su consuelo, su presencia. Nos secamos por dentro cuando dejamos de acudir a la fuente que nos da vida.

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno" (SALMOS 139:23-24 RVR1960).

En este pasaje, David le pide a Dios algo profundo: que lo examine, no solo que lo escuche o lo consuele, sino que le muestre lo que realmente habita en su corazón. Y esa también puede ser nuestra oración hoy.

Cuando sentimos que nuestro jardín interior se ha marchitado, no siempre entendemos por qué, a veces el dolor es tan denso que perdemos de vista su raíz. Por eso, este versículo nos invita a permitirle a Dios que nos revele lo oculto: esas heridas no tratadas, esos pensamientos que nos desgastan, esas relaciones que nos drenan, esos lugares donde nuestra fe se fue debilitando, esas emociones que guardamos y que nos fueron apagando sin darnos cuenta.

Podemos decirle con sinceridad: “Señor, muéstrame, que me marchitó". Muéstrame cuándo dejé de cuidar mi jardín, qué parte de mi corazón necesita ser sanada, y guíame nuevamente por el camino eterno.

Cuando abrimos el corazón de esa forma, Dios no nos señala para condenarnos, sino para restaurarnos. Su examen no es juicio, es amor. Es la luz que entra en los rincones donde hemos guardado lo que duele. Y ahí, en ese espacio de rendición, comienza el verdadero proceso de volver a florecer. Y sí, aunque todo parezca marchito y sin vida o esperanza, Dios no se aleja de tu dolor.
Él está cerca caminando contigo entre las flores marchitas y raíces quebradas de tu jardín interior. Su presencia permanece. No tienes que fingir ni apresurar tu sanidad; él ve cada grieta, cada semilla rota, cada lágrima derramada, cada pétalo dañado. Dios está contigo en lo oculto, trabajando para restaurar lo que parecía perdido.

Es momento de reconocer tu dolor, de determinar cuándo fue que todo empezó a marchitarse y creer en que él puede transformar cada área marchita en un terreno fértil para florecer.

El dolor que llevas no es el final; es la tierra donde Dios quiere plantar algo nuevo. Las raíces que parecían muertas pueden absorber su gracia y renacer como el árbol que se inclina hacia el agua. Tu corazón puede encontrar fuerza si permaneces cerca de él, nuestra agua viva.

Oración:

Amado Dios, hoy me presento ante ti con mi jardín marchito, sé que tú conoces mi corazón y has visto todo:mis lágrimas, mis silencios y lo que aún me cuesta entender. Te pido que hoy me ayudes a identificar, qué es eso que me marchitó, qué parte de mí necesita ser sanada por ti. Y si ya lo sé, ayúdame a rendírtelo completamente. Que no me aferre a lo que me duele, sino que lo entregue en tus manos con confianza. Riega con tu presencia cada área seca de mi alma y haz florecer nuevamente lo que creí perdido. Amén.

Acerca de este Plan

Floreciendo en Su Gracia

Florecer en su gracia te invita a mirar tu corazón como un jardín amado por Jesús. Él es el jardinero que riega, poda y da nueva vida… pero tú eres quien decide cuidar la tierra, arrancar la maleza y dejar que su gracia transforme. Florecer en su gracia es un trabajo en conjunto; Él hace lo imposible, tú haces lo intencional. Es tiempo de cuidar tu jardín interior. Es tiempo de florecer en su gracia.

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Nos gustaría agradecer a Un café con Jesús por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/_uncafeconjesus?igsh=MXV1ZW1oOWtwNm16dA==&utm_source=qr