El Areópago DigitalMuestra

Todo lo que sembrás en obediencia será recordado por la eternidad. Ninguna palabra hablada por amor, ningún video compartido con fe, quedará sin fruto. Puede pasar el tiempo, puede cambiar la tecnología, pero las semillas del Reino nunca caducan.
Dios prometió: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.” Ese “debido tiempo” no es incierto; es exacto. Vendrá el día en que el Señor de la cosecha enviará a Sus segadores, y cada palabra sembrada en fe será levantada como fruto eterno.

Pero la espera puede ser larga. Jeremías predicó durante más de cuarenta años, llamando a su pueblo al arrepentimiento. Lloró, fue rechazado, encarcelado y considerado un fracaso por su generación. Sin embargo, siglos después, sus palabras siguen vivas, cumpliéndose al pie de la letra. Jeremías no vio la cosecha, pero su siembra sigue dando fruto hasta hoy.

¿Cómo perseveró? Él mismo nos cuenta su lucha interna. El rechazo era tan doloroso que quiso renunciar: “Y dije: No me acordaré más de Él, ni hablaré más en Su nombre…” (Jeremías 20:9). Él sintió lo mismo que vos sentís cuando te desanimás. Pero el versículo no termina ahí: “…no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude.”
Ese es el secreto de la constancia. No es tu fuerza de voluntad. Es el fuego del llamado de Dios, más fuerte que el desánimo.

Así también sucederá con tu obediencia en el areópago digital. Habrá días en que quieras renunciar, cuando el rechazo duela o los resultados no lleguen. Pero si el mensaje viene de Dios, será un fuego en tus huesos que no podrás apagar. Tu constancia en la oscuridad está preparando una luz que brillará más allá de tu generación.
“Vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58). Seguí sembrando. La cosecha vendrá.

Oración:
Señor, ayúdame a perseverar como Jeremías. Cuando el rechazo duela y quiera renunciar, recuérdame que Tu Palabra en mí es un fuego incontenible. Que Tu llamado sea más fuerte que mi desánimo. Ayúdame a confiar en que mi trabajo en Ti no es en vano. Amén.