Mi Ruta De Fe: Viviendo En La Verdad De Lo Que Dios Ya HizoMuestra

Día 3 Caminar cuando no vemos el camino

“Vivimos por fe, no por vista.” 2 Corintios 5:7 (NVI)

Pablo escribió estas palabras recordando a los creyentes que no vivimos por lo que alcanzamos a ver, sino por lo que sabemos que Dios ya hizo. Vivimos en un mundo incierto, con muchas preguntas, con temporadas donde no entendemos nada, pero aun ahí la fe tiene una voz que nos llama a avanzar, aunque no veamos el final del camino

Dios siempre llama a dar pasos de fe antes de mostrar el destino.

Reflexión

Caminar por fe no es ignorar lo que pasa, es mirar con otros ojos. Es entender que la realidad no termina donde terminan nuestros sentidos, sino donde empieza la verdad de Dios. A veces esa verdad no se ve, pero se siente en el espíritu. Y otras veces, ni siquiera se siente, pero sigue siendo verdad.

Cuando Dios te pide que avances sin entender, no te está probando para verte caer, te está formando para que aprendas a depender solo de Él. Abraham salió sin saber adónde iba, Moisés levantó la vara sin ver el mar abierto, Pedro bajó de la barca sin ver tierra firme. Todos tuvieron algo en común: creyeron antes de ver. La fe no se mide en resultados, sino en pasos.

El escritor de Hebreos nos anima: “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe (...)” (Hebreos 12:1–2, NVI)

Cuando no ves el camino, fija tu mirada en Jesús. Él es el punto de partida y la meta. No corras mirando tus pasos, corre mirando a Aquel que ya venció el camino. Isaías 43:2 nos da una promesa firme: “Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.” (Isaías 43:2, NVI). Dios no promete evitar los caminos difíciles, pero sí promete Su presencia constante. Él no siempre aparta el mar, pero siempre camina contigo sobre las aguas.

Caminar cuando no vemos el camino es un acto de entrega. Es decirle a Dios: “No entiendo, pero confío. No veo, pero avanzo.” Esa es la esencia del proverbio que dice: “Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5–6 NVI).

Tal vez hoy te encuentras en medio de una temporada incierta, donde no sabes qué paso dar, ni hacia dónde te llevará lo que estás viviendo. Pero si tu fe está firme en Cristo, no necesitas ver todo el camino, solo al Guía. Cada paso que das en obediencia se convierte en una afirmación de confianza: “Señor, mi seguridad no está en el mapa, sino en Tu dirección.”

Caminar por fe es seguir adelante mientras aún tiembla el suelo, mientras el cielo parece en silencio, mientras las respuestas no llegan. Es mantener el corazón en reposo sabiendo que Dios ya está en el futuro al que tú temes llegar.

Cuando no veas el camino, recuerda: Jesús mismo es el Camino. Y cuando caminas con Él, nunca estás perdido.

Oración

Señor, gracias porque aun cuando no entiendo, Tú sigues obrando. Gracias porque no necesito ver para creer, solo necesito confiar en tu Palabra. Enséñame a caminar por fe y no por vista, a avanzar aunque no vea todo claro. Que cada paso sea una muestra de mi confianza en Ti. Guíame en medio de lo incierto, recuérdame que Tu presencia es más segura que cualquier camino. En el nombre de Jesús, amén.