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Ciudadanos Del Cielo Residiendo en La TierraMuestra

Ciudadanos Del Cielo Residiendo en La Tierra

DÍA 3 DE 3

Obedientes al Rey

Vivimos en países que se rigen por leyes, muchas de las cuales existen para protegernos y mantener el orden. De la misma manera, la voluntad de Dios es una ley perfecta para nuestra vida: buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2). A diferencia de las leyes humanas, que a veces pueden fallar, la voluntad de Dios nunca se contradice, nunca nos daña y siempre busca nuestro bien eterno.

A menudo buscamos vivir conforme a nuestra propia voluntad, pero la realidad es que muchas veces eso nos aleja de Dios. La diferencia está en que nuestra voluntad se fundamenta en emociones, sentimientos, ambiciones y pasiones pasajeras; mientras que la voluntad de Dios se sostiene en su Palabra, una Palabra eterna, firme y que siempre se cumple.

Cuando no entendemos lo que Dios está haciendo, es porque vemos solo una parte de la situación. Dios, en cambio, ve la eternidad completa. Seguir nuestra voluntad es un acto de egoísmo hacia Él, como si creyéramos que sabemos más que nuestro Creador. Seguir la voluntad de Dios, en cambio, es avanzar bajo su visión, caminar en fe y dejar que su propósito eterno se cumpla en nosotros.

Dios nos ha dado el privilegio de no esperar hasta llegar al cielo para experimentar su gloria. Aquí mismo, en la tierra, podemos vivir una manifestación de su Reino cuando nos alineamos con su voluntad. Como iglesia, somos ese cuerpo por medio del cual el cielo toca la tierra.

Seguir la voluntad de Dios no es esclavitud ni privación, sino la mayor expresión de amor y gracia. A través de Cristo, tenemos acceso a esa vida plena que no merecíamos, pero que ahora podemos disfrutar. La obediencia al Rey abre puertas que nuestra voluntad nunca podría abrir.

Reflexión del día

Hoy Dios nos invita a confiar en que su voluntad siempre será mejor que la nuestra. Aunque no entendamos el proceso, Él ya conoce el final. Obedecer al Rey no significa perder, sino ganar la verdadera vida que solo en Cristo podemos experimentar.

Final

Ser ciudadanos del cielo viviendo en la tierra es un recordatorio de que nuestra identidad no se limita al lugar donde nacimos ni al país donde habitamos, sino que pertenece al Reino eterno de Dios. Aunque caminamos en este mundo, no somos de él, y nuestra manera de vivir debe reflejar esa ciudadanía celestial.

Residir en la tierra es temporal, pero nuestra vida en Cristo es eterna. Cada día tenemos la oportunidad de manifestar el cielo en lo cotidiano: en cómo amamos, en cómo obedecemos al Rey y en cómo decidimos vivir conforme a su voluntad. No se trata de esperar pasivamente a llegar al cielo, sino de dejar que el cielo se haga presente aquí y ahora a través de nosotros, la iglesia.

Que este devocional nos recuerde que ser obedientes al Rey es caminar en la única vida buena, agradable y perfecta. Vivamos como embajadores de Cristo, conscientes de que el mundo observa y necesita ver reflejado en nosotros el Reino al que realmente pertenecemos.

Te invito a ver más contenido haciendo clic aquí.

Acerca de este Plan

Ciudadanos Del Cielo Residiendo en La Tierra

Este devocional es un recordatorio de que no fuimos creados para encajar en este mundo, sino para reflejar a Cristo en todo lo que hacemos. En estos 3 días comparto lo que Dios ha puesto en mi corazón: vivir orgullosamente nuestra identidad celestial, recordar que no estamos solos porque Su Espíritu nos acompaña, y obedecer al Rey que siempre sabe lo que es mejor para nosotros. Mi deseo es que al leerlo puedas detenerte un momento, escuchar la voz de Dios y dejar que tu vida también grite: ¡Soy ciudadano del cielo!

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Nos gustaría agradecer a Gadiel Hernández por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: linkr.bio/GadielHernandez?fbclid=PAZXh0bgNhZW0CMTEAAadfxebj81iIHcaoTQ6mI6i3wRPO_rkv9JWV2TXpas_JxRNiIt-VRWtZd01oOA_aem_NFr0mDqlx1Z61FpX34V36Q