No estamos solos

Tenemos una misión en la Tierra, pero no estamos solos: el Espíritu de Dios está con nosotros.

¿Alguna vez has viajado a otra ciudad o país y te has dado cuenta de que empiezas a adoptar ciertas palabras, expresiones o incluso actitudes del lugar? Algo parecido nos sucede al vivir en este mundo. Esta tierra ha sido contaminada por el pecado, y si somos honestos, estamos rodeados de tentaciones. Es muy fácil dejarse influenciar y adoptar comportamientos que no agradan a Dios.

Sin embargo, debemos recordar que no estamos solos. Dios está presente en nuestras vidas, y no es una coincidencia. Él está con nosotros no solo porque nos ama, sino porque desea que estemos concentrados en Él y no nos desviemos del camino correcto. Aunque estamos en la tierra, nuestra verdadera identidad está en el Reino de los Cielos, más específicamente, en Cristo.

Tu identidad no está en tus deseos, emociones o pasiones. Está en Cristo. El enemigo quiere engañarnos, confundirnos y hacernos creer que somos lo que sentimos, pero Jesús vino a darnos libertad y verdad. Él rompió las cadenas del pecado para que viviéramos conforme a la voluntad de Dios.

Nuestro mayor ejemplo es Jesús. Él, siendo del cielo, vino a la tierra y no se dejó contaminar por el pecado. Se mantuvo firme en su misión: redimirnos para darnos acceso al Padre y hacernos ciudadanos del cielo.

En Mateo 4, vemos cómo Jesús fue tentado por Satanás. Pero en ningún momento actuó según los deseos de su carne, sino según la Palabra de Dios. Al final, Jesús nos recuerda algo fundamental:

“No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4, RVR60).

Esto nos enseña la importancia de alimentar nuestro espíritu con la Palabra de Dios. Es ella la que nos fortalece y evita que el enemigo tenga espacio para obrar en nuestras vidas.

La Biblia se convierte en nuestro escudo, en nuestra consolación en medio de la tristeza, en el motivo de nuestra alegría, en el descanso que tanto necesitamos, en la voz que nos guía y en la luz que ilumina nuestro caminar.

Recuerda esto hoy: Nuestra identidad no está en este mundo. Nuestra identidad está en Cristo.

Reflexión del día:

¿Qué me está o me puede alejar de Dios? ¿Estoy refugiándome en la Palabra de Dios?

Recuerda que nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, y contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.