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Día 2: Tus Oídos: La Puerta de la Fe

Una fe fortalecida no es un accidente ni suerte; es el resultado de haberla protegido con diligencia y estrategia. Un estudio comprobó que, en minutos, lo que escuchamos activa áreas del cerebro vinculadas directamente con nuestras emociones y decisiones. Esto significa que lo que oís tiene poder real para fortalecer o debilitar tu fe.

Las conversaciones, la música y hasta lo que declaramos no son simples sonidos; son poderosas semillas que echan raíces en la tierra de nuestra mente. Luego se vuelcan a nuestro corazón y, con el tiempo, terminan condicionando nuestras acciones y nuestra manera de vivir. Los nutricionistas dicen que somos lo que comemos, entonces somos lo que dejamos entrar por nuestros oídos, la puerta de la Fe. Ahora que conocés el impacto, ¿vas a asumir la responsabilidad de cuidar lo que entra por tus oídos?

Oración: Papá. Afina mis oídos para discernir cuál es tu voz y cuál es la mía. Me encargaré de cuidar con responsabilidad de qué conversaciones decido ser parte. Muchas veces me dejo llevar por cómo me hacen sentir las cosas. Sin embargo, hoy aprendí que lo que entra tiene el propósito de crecer dentro mío. Señor, permitime tener una escucha activa para atender al prójimo, y primeramente, a tu voz. Me pongo a disposición como Samuel y te digo: “Habla, que tu siervo oye". (1 Samuel 3:10) Amén.