Atesorando Sabiduría - La fortuna de escuchar a DiosMuestra

Verdad

En el glorioso capítulo final, la oscuridad de la tumba es vencida por la luz de la resurrección. Un ángel anuncia la noticia más grande de la historia a las mujeres: "¡No está aquí, pues ha resucitado!". Ellas se van con temor y gran gozo para dar la noticia, y el mismo Jesús resucitado se les aparece. El evangelio de Mateo termina en una montaña en Galilea, donde Jesús les da a sus discípulos (y a nosotros) la Gran Comisión: ir y hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos y enseñándoles. Y les deja una promesa final y poderosa: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

Equipamiento

Este capítulo nos equipa con la autoridad y la compañía constante de nuestro Rey resucitado. Ya no caminamos en nuestras propias fuerzas, sino en el poder de Aquel que ha vencido a la muerte. La Gran Comisión no es una sugerencia, sino el propósito que define a la Iglesia. Somos formados para ser discípulos, que hacen discípulos, bautizando y enseñando, con la confianza absoluta de que Él está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Al Corazón

¿Estoy plenamente convencido, no solo intelectualmente sino en mi vida diaria, de que Cristo vive, reina y tiene toda autoridad?

¿Mi participación en la iglesia es pasiva, o estoy activamente involucrado en la misión de hacer discípulos, ya sea cerca o lejos?

Misión

Hoy, sigue el ejemplo de las mujeres que, llenas de alegría, corrieron a compartir la noticia de la resurrección. Haz discípulos dondequiera que estés, confiando en la promesa de su presencia. Invita a un amigo a estudiar la Biblia contigo, comparte los beneficios de la resurrección con alguien que no tiene esperanza, o simplemente vive tu día con el gozo y la valentía de saber que tu Rey está vivo.