Moldeada Por Las Promesas De Dios: Lecciones De La Vida De SaraMuestra

El porqué de la espera

Una de las mayores tensiones que encontraremos en la historia de Sara es el tiempo. El tiempo se escapa y hace cada vez más improbable que las promesas de Dios se cumplan. Y la pregunta tácita que parece ir en crescendo es: ¿Por qué, Dios? ¿Por qué la espera?

Te invito a reflexionar con esta tensión que causa el paso del tiempo en tu propia historia mientras la observas en la de Sara.

¿Has luchado alguna vez con ese extenso intervalo entre la apertura y el cierre del paréntesis?
¿Has anhelado que se haga justicia?
¿Te has angustiado por la falta de pruebas de que Dios está haciendo que todas las cosas redunden para bien (Romanos 8:28)?

Yo sí. Hace un tiempo, compré un diario de oración de cinco años de duración, que tiene una página para anotar tus oraciones cada día del año. En el segundo año, puedes repasar tus oraciones correspondientes a ese día del año anterior. Una vez, después de anotar en mi diario una petición a Dios sumamente angustiante, recordé la oración que había hecho ese mismo día unos años antes, y me di cuenta de que mi súplica era casi idéntica. Palabra por palabra, estaba pidiendo a Dios exactamente lo que ya había pedido. ¿Tienes alguna petición “recurrente” que hayas estado haciendo a Dios, literalmente, durante años?

A menudo, Dios utiliza los paréntesis abiertos para captar nuestra atención y dirigir nuestra mirada hacia Él. Mi diario de oración es una prueba tangible de mi “tiempo de espera” entre los paréntesis de las promesas de Dios. Con frecuencia, Dios atrae mi mirada hacia Él mientras espero en Él. ¿Tú también lo has experimentado? Ciertos propósitos de Dios solo pueden cumplirse entre un par de paréntesis con un gran intervalo entre ellos.

La fidelidad de Dios se demuestra con el tiempo
Suponte que te muestro una fotografía y te digo: “Este es un hombre muy fiel que conocí hoy”. Podrías pensar que eso es poco creíble. ¿Cómo podría saber si alguien que acabo de conocer es fiel? En cambio, si te mostrara la misma fotografía y te dijera: “Este es mi esposo, un hombre muy fiel, con el que estoy casada hace veintiséis años”, ahora sería mucho más creíble, ¿verdad?

Como puedes ver, la fidelidad solo se demuestra con el tiempo. Al estudiar la vida de Sara y las promesas que Dios le hizo y cumplió, aprenderemos sobre la fidelidad de Dios de una manera que no podríamos si la Biblia saltara directamente de Génesis 3 a Mateo 1. En algunos casos, transcurrirán décadas entre las promesas que Dios hace y su cumplimiento. En otros casos, seguimos esperando (junto con Sara) que Dios cierre el paréntesis.

En cada párrafo de la vida de Sara, Dios nos demuestra que Él es fiel. No obstante, Dios no solo quiere que conozcamos acerca de su fidelidad, sino que lo conozcamos de manera personal, como un Dios fiel que cumple su pacto. Piensa en mi analogía de la fotografía. Si mi nuevo conocido “fiel” prometiera depositarme mil dólares en mi cuenta bancaria, sería una insensata si le diera mi número de cuenta, ¿verdad? En cambio, si mi marido me lo prometiera, es probable que empezaría a planear cómo gastarlo.

Nuestro Dios fiel se deleita en nuestros planes de “gastar” lo que nos ha prometido. Quiere que sus promesas marquen una diferencia personal en nuestras vidas, lo que nos lleva a nuestra segunda verdad fundamental.

Oración:
Dios, ayúdame a confiar en tu fidelidad en medio de la espera, y a ver cada intervalo como una oportunidad para conocerte más de cerca y descansar en tus promesas. Amén.