Moldeada Por Las Promesas De Dios: Lecciones De La Vida De SaraMuestra

Cómo dejarse moldear por las promesas de Dios

Las promesas de Dios no son como las mías; si no, pregúntaselo a mis hijos. Solía decirles: “Les prometo que hoy los recogeré a tiempo. Lo prometo”, pero luego había un embotellamiento de tráfico, o se me caía un cartón de huevos justo antes de salir o me encontraba con una amiga en el supermercado y perdía la noción del tiempo mientras conversábamos. A menudo mis promesas se frustraban por circunstancias imprevistas que me impedían cumplirlas.

Sin embargo, Dios no tiene circunstancias imprevistas. Él controla el mundo entero y todo lo que hay en él, lo que significa que puede cumplir cada una de sus promesas. ¡Y las cumple!

Las promesas de Dios son como un paréntesis. Cuando hace una promesa, abre el paréntesis y, cuando cumple la promesa, lo cierra. Al igual que los paréntesis, las promesas de Dios siempre vienen en dos partes; nunca se abre un paréntesis sin que se cierre. Pero, a menudo, hay mucho más espacio de lo que esperamos entre la apertura y el cierre.

Ahora bien, dado que estas promesas vienen de Dios (no de tu madre que siempre llega tarde), puedes aferrarte a ellas con fuerza, con gran expectación, ¡y espero que lo hagas! Sin embargo, aferrarse a las promesas no es la parte difícil.

Como pueblo de Dios, a menudo somos grandes admiradores de las promesas. Nos encanta repetirlas y consolarnos con lo que está por venir. Tenemos camisetas y tazas estampadas con la frase: “Dios siempre cumple sus promesas”. Pero lo que no nos gusta es que haya un intervalo en la línea de tiempo entre la apertura y el cierre del paréntesis. No queremos experimentar ese “tiempo de espera”. Preferimos que se cierre el paréntesis en un espacio corto de tiempo.

¿La realidad? Hay muchas promesas de Dios que no veremos cumplidas en nuestra vida. ¿Te imaginas esa frase estampada en una taza? Es ridículo. No nos gusta. Tenemos las mismas expectativas que cuando compramos un producto en Amazon con entrega al día siguiente.

Para calmar nuestra ansiedad, comprimimos mentalmente la línea de tiempo y acercamos los paréntesis, incluso en la forma en que leemos la Biblia. Basta pensar en las canciones que entonamos, los memes que creamos y las conversaciones que mantenemos. Borramos ese extenso intervalo entre Génesis 3 y Mateo 1, y pasamos del pecado a la cruz, todo en la misma frase.

Entiendo lo que se siente. ¿Quién quiere quedarse en el pecado y la muerte (que trajeron Adán y Eva) cuando se puede pasar al perdón y la vida eterna (que nos ha traído Jesús)? Ahora bien, esta es mi pregunta: ¿Está bien reducir la Biblia a una historia mucho más concisa? Dudo que alguna de nosotras arranque físicamente las páginas de en medio para que quede una historia más sencilla y comprensible, pero cuando acercamos los paréntesis porque queremos pasar a la parte buena, ¿no nos estamos perdiendo algo?

¿Qué te perderías si nos saltáramos las partes de la Biblia que conducen al nacimiento de Jesús?

Oración:
Dios, enséñame a esperar con paciencia tus promesas, confiando en que en tu tiempo perfecto todo se cumplirá para tu gloria. Amén.